Me gusta el Adviento. Un Tiempo de gracia, una oportunidad para reaccionar. Tiempo de estar atentos al sufrimiento del otro, que nos interpela. Tiempo para preguntarnos si somos agradecidos en la oración... y si sabemos descubrir lo esencial. Tiempo para que la compasión nos lleve al amor, al encuentro con el otro, al respeto. Tiempo para que, por muchos males que pasemos, confiemos en el Señor que nos sostiene.
Un Tiempo para sentir que estamos llamados a anunciar valientemente a Jesús. Tiempo para la oración, cultivo de vocaciones para anunciar a Cristo. Tiempo para dejarnos llevar por el Espíritu que muestra en nuestras obras cómo es el corazón de Dios. Tiempo para vislumbrar también hoy que existen signos de las maravillas de Jesús.
Un Tiempo para ver la vida tras los ojos de un niño. Tiempo para ser capaces de abrir tu corazón a quienes viven llenos de dolor. Tiempo para usar, como María, dos letras que significan vida y entrega: SÍ. Tiempo para conocer de cerca la Palabra, y vive en el constante gozo que contagia. Tiempo para ansiar la eterna novedad que Jesús trae. Tiempo para comunicar desde el corazón y las entrañas. Tiempo para acercarnos a la figura de Jesús, que es como la de un padre: mezcla de autoridad y ternura. Tiempo para ser testigos de Cristo no como una obligación, sino una devoción. Tiempo para ser testigos de Cristo y anunciar su Palabra con nuestro ejemplo de vida. Tiempo para que nuestras obras muestren cómo somos, y cómo se refleja Jesús en cada uno de nosotros. Tiempo para no huir de la Resurrección de Jesús y no declararnos por muertos. Tiempo para caminar con María, nuestra madre, que nos colma de amor.
Un Tiempo para que nuestra vocación misionera lleve a otros el amor de Jesús. Tiempo para aprender de María lo que significa la aceptación y la entrega generosa. Tiempo para una Iglesia “en salida” y hacer camino juntos. Tiempo para que el amor de Dios, que consuela las aflicciones, llegue a todos. Tiempo para descubrir en nuestros vecinos el rostro de Cristo. Tiempo para que nuestro corazón se llene de alegría porque nos visita Dios.
Un Tiempo para vivir la Alegría del Evangelio.
Domingo Pérez
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