Hace mucho tiempo leí una carta que finalizaba de esta manera: «Sólo me queda un pequeño consejo para todos, abrazad a los vuestros, abrazadlos siempre que podáis. Aquel beso que no se da, se pierde para siempre. Sin amor no hay nada, os lo aseguro».
Es tiempo de Navidad, es tiempo de amor, siempre es tiempo de amor. Esta es la Navidad.
Un Niño que nace entre las pajas de un pesebre, luego se acerca a cada hombre para contarle la Buena Noticia, la del Amor, que Él llevó hasta la plenitud al morir en una cruz y después resucitar. Que los besos y abrazos que nos damos durante estos días para felicitarnos las Pascuas sean el reflejo de ese amor, esa paz y esa alegría que viene de Dios. Y que sepamos abrazar, amar a los nuestros... y a los que están lejos, cada día de nuestra vida.
FELIZ NAVIDAD
Domingo Pérez
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