La noticia es de las que parte el alma. Dos niñas de 9 y 7 años asesinadas por su padre -a golpes... con una barra de hierro- en San Juan de la Arena (Asturias). El abogado de la madre había pedido protección para esta, pero no para las niñas. La madre no quería que las niñas rompieran su relación con el padre, pues no lo consideraba un hombre violento. Y este aprovechó el horario de visitas para acabar con sus vidas y después suicidarse.
Se calcula que desde 1968, al menos, 270 niños han muerto por la violencia que se vive en muchos hogares. Y me cuesta decir “hogares”... porque un sitio en el que se viven estas cosas NO ES UN HOGAR.
Un HOGAR es una de las piezas fundamental para la vida en dignidad de la persona. Nos dota de un espacio físico que nos aporta ocio, cultura, espiritualidad, afecto, redes, tenencia pacífica, seguridad, intercambio, crecimiento... Un HOGAR es el primero y principal espacio donde sentimos el AMOR. Donde sentimos ese “calor humano” que necesita toda persona. Es el espacio en el que nos hacemos PERSONA.
Y la triste realidad no es solo la de los niños que acabaron su vida pronto, demasiado pronto... A esta triste realidad hay que sumar los -posiblemente- miles de niños que crecen entre gritos y llantos, golpes, discusiones, amenazas... Niños y niñas que crecen con MIEDO. Niños que viven callando. Niños puestos de parapeto entre sus padres. Utilizados para hacer daño al padre... o la madre... tras una “separación mal gestionada”...
Niños y niñas que son ARMA en una guerra. Y niños y niñas que son la VÍCTIMA principal de esa misma guerra. Niños y niñas que crecen con alteraciones emocionales, con dificultad para comunicar sus emociones, con problemas de conducta, alimentación o sueño... NIÑOS Y NIÑAS SIN INFANCIA.
Mucho tienen -y pueden- hacer las Leyes, los jueces, la policía, los servicios sociales... Y tienen que hacerlo. Pero proteger a los niños y niñas, asegurarles una infancia feliz y segura... es responsabilidad de toda la sociedad. De todos y cada uno de nosotros. Esos niños y niñas son de todos. Son parte de los Santos Inocentes de nuestra época. Son sagrados. Son el futuro.
Domingo Pérez
No hay comentarios:
Publicar un comentario