26 de febrero de 2012 - I Domingo de
Cuaresma
- Gén 9, 8-15. El pacto de Dios con Noé
salvado del diluvio.
- Sal 24. Tus sendas, Señor, son
misericordia y lealtad para los que guardan tu alianza.
- 1Pe 3, 18-22. Actualmente os salva el
bautismo.
- Mc 1, 12-15. Se dejaba tentar por
Satanás, y los ángeles le servían.
Con
el “Miércoles de ceniza” hemos comenzado el tiempo de Cuaresma. Que no es un
paréntesis en la vida, es el momento -como dice la oración “colecta”, de este
primer domingo de cuaresma- “de avanzar en la inteligencia del misterio de
Cristo y vivirlo en plenitud”. Es el momento de fiarse de Dios y optar, una vez
más, por la construcción del Reino.
Muy
brevemente el evangelio de Marcos narra las tentaciones de Jesús en el
desierto. “El Espíritu -que inmediatamente antes había descendido sobre Él en
plenitud en el Bautismo- empujó a Jesús al desierto y allí permaneció cuarenta
días, siendo puesto a prueba por Satanás”. No se trata de días de calendario,
es una cifra llena de simbolismo: durante cuarenta años el pueblo de Israel
peregrinó por el desierto. El desierto es lugar de prueba y tentación, pero
también lugar de encuentro con Dios, experiencia profunda de oración. Jesús
vivió ambas experiencias y, de manera semejante nosotros, la Iglesia entera,
hemos iniciado cuarenta días de preparación y de camino hacia la Pascua.
“El desierto es lugar de prueba y
tentación, pero también de encuentro con Dios, de experiencia profunda de
oración”. Es el momento de programar nuestra Cuaresma: ¿cuáles son mis tentaciones más importantes? ¿Cuáles mis
apoyos?
José González Rabanal
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