miércoles, 26 de octubre de 2011

El lenguaje inclusivo

Algunas personas se disgustan porque el sacerdote dice “hermanos y hermanas”... puede ser porque se lo han escuchado decir a algunos políticos hasta la saciedad y lo relacionan con ellos.

Aunque, en realidad, lo que estas personas quizás no saben es que estos enunciados se utilizaban ya en los misales de la Edad Media. El sacerdote decía: “Orad hermanos y hermanas...” bueno, en latín, claro, “Orate frates et sorores...”.

Quizás algunas personas mayores recuerdan lo que nuestro Misal Romano, en el texto original latino, dice: “...famulorum famularumque tuarum”.  Es decir, “de tus siervos y de tus siervas”.


Cuando hablamos la tendencia es siempre recurrir a la economía del lenguaje, o al mínimo esfuerzo. Por eso también a veces cambiamos algunas expresiones y, en lugar de decir “queridos hermanos y hermanas”, resumimos diciendo “querida comunidad”, y cuando nos referimos a “los hombres”, lo reflejamos con la palabra “humanidad”.

A algunos, la influencia de la cultura feminista, les hace sentirse machistas cuando utilizan la palabra hombre, pero en realidad -y eso es lo que hay que explicar- hombre en latín, en griego y en hebreo significa ser humano. Por eso el libro del Génesis dice: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creo, varón y mujer los creó” (Gn 1, 27).

Aún así, como uno de los signos de la unidad de la Iglesia, debemos de respetar la literalidad en la lectura de la Palabra de Dios y en los textos litúrgicos, sobre todo en aquellos que tienen una centralidad especial, como es la consagración.

EZCA

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