viernes, 1 de marzo de 2013

El Santo Ángel

Escultura realizada en piedra noble, a mediados del S. XX, por el artista palentino Mariano Timón. Enclavada en el jardín del colegio del Santo Ángel (Angelinas), visible desde la Avda. de Manuel Rivera. Fue costeada por Dña. Concha de Fuentes
El Catecismo de la Iglesia Católica afirma que “la existencia de seres espirituales, no corporales, que la sagrada Escritura llama habitualmente ángeles, es una verdad de fe. El testimonio de la Escritura es tan claro como la unanimidad de la Tradición”. El culto a los ángeles y en particular al Santo Ángel de la Guarda, existe desde los primeros siglos... pero es a partir del s. XV cuando su devoción se extiende por toda Europa. Su fiesta siempre se celebró el 1 de marzo. Además, en el s. XVII se instituyó también la fiesta de los Ángeles Custodios -el 2 de octubre- adoptándolo la policía como su santo patrón.
 
El Santo Ángel de la Guarda tuvo ermitas y cofradías en nuestra diócesis. La más antigua estuvo en Pozancos, donde aún se conserva la extraordinaria escultura gótica del Santo Ángel del s. XV.
 
Las Hermanas del Santo Ángel están presentes en Palencia capital desde el 1 de marzo de 1880. Fue la primera congregación religiosa de enseñanza que se instaló en la ciudad. Desde entonces sirven al Reino de Dios, a la Iglesia diocesana, y a la sociedad palentina con su generosa y cualificada labor pastoral y educativa... y siempre siendo fieles a sus fundadores, el Padre Luis Antonio Ormières y la Madre San Pascual, que querían que todas las hermanas del Santo Ángel fueran “ángeles visibles de sus alumnas”. También, desde 1939, están en Becerril de Campos donde llevan a cabo una callada, pero eficaz, labor pastoral en la cultura, la catequesis, la liturgia, y la atención a la tercera edad.

Desde Orar en el Arte agradecemos a Dios el precioso don de su carisma encarnado en nuestra tierra y la entrega centenaria a nuestra diócesis.
Oración
Ángel del Señor que por orden de la divina providencia sois mi guía y protector guárdame en el camino de la vida, ilumina mi entendimiento, dirige mis afectos, gobierna mis sentimientos para que yo jamás ofenda a mi Dios y trabaje por el bien de mis hermanos. Amén

Texto: José Luis Calvo
Fotografía: Antonio Rubio

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