«El emigrante que reside entre vosotros será para vosotros como el indígena: lo amarás como a tí mismo, porque emigrantes fuisteis en Egipto. Yo soy el Señor vuestro Dios». Lev 19, 34
Todos sabemos que el Papa Francisco siente muy profundamente el dolor de los refugiados, inmigrantes, desplazados forzosos y víctimas de trata. En este sentido ha creado un nuevo Dicasterio para el Servicio Humano Integral que, de principio, dirige él directamente. Con él en el timón y abanderados por el Evangelio sin fronteras, la Iglesia, cada uno de nosotros, hemos de capacitarnos interiormente y con las debidas herramientas sociales a hacer frente a los desafíos que nos plantea la realidad migratoria. Este año el lema de la Campaña Mundial nos abre un camino espiritual y social que hemos de recorrer y que sintetiza en cuatro verbos: «Acoger, proteger, promover e integrar a los emigrantes y refugiados». Vamos a profundizar un poco en cada uno de ellos.
Todos sabemos que el Papa Francisco siente muy profundamente el dolor de los refugiados, inmigrantes, desplazados forzosos y víctimas de trata. En este sentido ha creado un nuevo Dicasterio para el Servicio Humano Integral que, de principio, dirige él directamente. Con él en el timón y abanderados por el Evangelio sin fronteras, la Iglesia, cada uno de nosotros, hemos de capacitarnos interiormente y con las debidas herramientas sociales a hacer frente a los desafíos que nos plantea la realidad migratoria. Este año el lema de la Campaña Mundial nos abre un camino espiritual y social que hemos de recorrer y que sintetiza en cuatro verbos: «Acoger, proteger, promover e integrar a los emigrantes y refugiados». Vamos a profundizar un poco en cada uno de ellos.
Acoger: El verbo acoger no necesita mucha traducción, podemos decir que es sinónimo de hospitalidad. Y hospitalidad es hacer más amplio el “nosotros” que pronunciamos. Un nosotros que hoy tiene colores diferentes, sentires diferentes y hasta formas litúrgicas diferentes.
Y cuando hablamos de acogida no nos referimos simplemente a cualquier acogida, nos referimos a la acogida que rompe distancia, en la que no hay asimetría en el encuentro, sino reciprocidad, es la buena acogida en la que no te sientes simplemente atendido, sino cuidado y agasajado.
La acogida tiene un ida y vuelta: yo te acojo y tú me devuelves una riqueza que no tenía, tu persona, tu vida, tu amistad, tus puntos de vista...; un tú diferente me es devuelto y eso me enriquece.
Si nos situamos ahora en una acogida al inmigrante y refugiado, la acogida significa ampliar las posibilidades para que los emigrantes y refugiados puedan entrar de modo seguro y legal en los países de destino.
Algunas propuestas concretas: Visados por motivos humanitarios / No a las expulsiones colectivas / Alojamientos dignos / Seguridad personal y acceso a los servicios básicos / Corredores humanitarios.
Proteger: Un segundo verbo que se nos manifiesta también con claridad. Es curioso; si miras su equivalente en imágenes en Google te encuentras con que aparece una variedad de pomadas y otros recursos relacionados con el cuidado personal.
¿Será que la protección tiene que ver con la debilidad, la vulnerabilidad, el curar las heridas, con los peligros, con los daños...?
Protegemos cuando resguardamos a alguien de algún peligro, cuando curamos las heridas nacientes, cuando estamos atentos a la debilidad humana y su finitud en la vida. Pero proteger es también “amparar, favorecer y defender”.
Proteger a los inmigrantes y refugiados significa conjugar una serie de acciones en defensa de los derechos y de la dignidad de los inmigrantes y refugiados, independientemente de su estatus migratorio.
Algunas propuestas concretas: Dar informaciones veraces antes de dejar el país / Acceso equitativo a la justicia adecuada / Asistencia consular l Derecho a tener consigo los documentos de identidad / Libertad de movimiento en los países de acogida / Posibilidad de trabajar.
Promover: Aquí sí que encontramos cantidad de sinónimos: impulsar, favorecer, apoyar, organizar, promocionar, crear, fundar, inspirar... Si la traducimos del latín, promovere, significa “mover o empujar hacia delante”.
La promoción es una palabra que se utiliza en cualquier ámbito de la vida, mucho en el laboral y publicitario. Tiene que ver con unos intereses que creemos importantes, con unos objetivos que nos mueven a actuar o con unas necesidades que se resuelvan.
La promoción tiene un sentido ascendente y positivo. No te sitúa en el punto de origen, sino en un destino, no te deja estancado, sino que te dinamiza. Exige de nosotros un trabajo de acción.
Promover a los inmigrantes y refugiados significa trabajar, tanto con ellos como con las comunidades que se les acoge, a que se les dé la posibilidad de realizarse como personas en todas sus dimensiones: religiosa, social, cultural.
Algunas propuestas concretas: Profesar y practicar la propia fe / Cursos formativos, lingüísticos y de ciudadanía activa / Inserción socio laboral / Reagrupación familiar.
Integrar: Según el diccionario de la Real Academia Española integrar significa hacer que una persona o una cosa se incorpore a algo para formar parte de ello. También podemos definirla como completar un todo con las partes que hacen falta, bien objetos o personas. De esta manera podemos hablar de la integración escolar, familiar, social, incluso económica y científica. Ahondando en el término podemos decir que lo contrario de integración es separación o discriminación.
La integración de los inmigrantes y refugiados nos pone en el plano de las oportunidades de enriquecimiento cultural generadas por la presencia de los emigrantes y refugiados.
La integración no es una asimilación, que induce a suprimir o a olvidar la propia identidad cultural. El contacto con el otro lleva, más bien, a descubrir “su secreto” a abrirse a él para aceptar sus aspectos válidos y contribuir así a un conocimiento mayor de cada uno.
Muchas veces oímos eso de que “los inmigrantes no se integran”, y pareciera que los inmigrantes son culpables de su propia situación personal. Unido a esto Europa está abriendo un camino de exclusión y racismo a la realidad de la movilidad humana.
Sin embargo, el Papa Francisco insiste en trabajar juntos en construir la cultura del encuentro, la única capaz de construir un mundo más justo y fraterno.
Construir una comunidad no asimilacionista, ni multicultural, sino intercultural significa comprometerse en un proceso mutuo de encuentro para lograr un nosotros nuevo y diferente.
Algunas propuestas concretas: Nuevo sentido de la ciudadanía / Vías de regulación extraordinaria / Programas y proyectos de inserción social / Cultura del encuentro / Ayudas a la inserción laboral en su patria.
Estrella M.ª Merchán Salas.
Directora del Departamento de Inmigración de la Comisión Episcopal de Migraciones (CEE)
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