Mater Dolorosa. Escultura en madera policromada y vestidera. Autor anónimo, S. XVIII. Parroquia de San Cristóbal. Arenillas de Nuño Pérez. |
Su fiesta se celebra el 15 de septiembre, al día siguiente de la Exaltación de la Santa Cruz. Esta devoción tan difundida tuvo su origen en la Edad Media. Se desarrolló a partir del siglo XI y en 1239 en la diócesis de Florencia, la Orden de los Servitas (siervos de María), fijó la fiesta el 15 de septiembre. Fue potenciada posteriormente por las revelaciones privadas que la Virgen hizo a Santa Brígida de Suecia, a Santa Isabel de Hungría, a San Alfonso María Ligorio, y otros santos.
La devoción a la Virgen de “los siete cuchillos” clavados en su purísimo corazón, hace referencia a los siete dolores que sufrió la Virgen María en su vida terrena. Todos ellos relacionados con episodios de la vida de Jesús relatados por los evangelios. El primero, son las palabras de la profecía del anciano Simeón dirigidas a la Virgen, “una espada de dolor te atravesara el corazón”; el segundo, la huida a Egipto; el tercero, el Niño perdido en el templo de Jerusalén; el cuarto, el encuentro con su Hijo camino del Calvario; el quinto, la Muerte de Jesús en la cruz; el sexto, el recibir su cuerpo bajado de la cruz; y el séptimo, y más doloroso, el que sintió la Virgen cuando Jesús muerto fue colocado en el Sepulcro.
Meditar los dolores de la Virgen es una manera de compartir sus sufrimientos y de pedirle que nuestras penas y sufrimientos los vivamos mirando siempre a su Hijo y ella nos ayude a llevarlos con fe y esperanza y a ser “corredentores” como Ella.
También llamada de las Angustias, Soledad, etc., unas veces se le representa con su Hijo muerto en sus brazos, y otras sola con manto negro, corona, y un corazón con siete cuchillos -tallados o sueltos- realizados en plata y otros metales.
En la Diócesis es muy frecuente encontrarla en parroquias, ermitas cofradías y santuarios. Destacamos las pinturas murales de la ermita de la Virgen de la Piedad de Herrera de Pisuerga, realizadas a comienzos del siglo XX por el pintor palentino Mariano Lantada, que describen los siete dolores de la Virgen.
Texto: José Luis Calvo
Fotografía: Antonio Rubio
Oración
Señor, Tú has querido que la Madre compartiera los dolores de tu Hijo al pie de la cruz, haz que tu Iglesia, asociándose con María a la pasión de Cristo, merezca participar de su Resurrección.
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