¿Cómo empieza un cristiano a instaurar la paz?
[DOCAT 274] La paz no comienza en las mesas de negociación. La paz, que viene de lo alto, nace siempre en el corazón humano y, desde allí, se expande. El cristiano encuentra la paz dentro de él y está en paz consigo mismo en la oración y escuchando la palabra de Dios. Los sacramentos son también importantes, sobre todo el de la confesión, que es el auténtico sacramento de paz. La paz interior se encuentra también cuando se da el primer paso y se sale al encuentro del amor verdadero con el prójimo. Para poder vivir en paz unos con otros, los cristianos no tenemos otro método mejor que el de estar siempre dispuestos al perdón y a la reconciliación. La paz de cada uno se irradia por sí sola: a la familia, al círculo de amigos o, en última instancia, a toda la sociedad.
[DOCAT 274] La paz no comienza en las mesas de negociación. La paz, que viene de lo alto, nace siempre en el corazón humano y, desde allí, se expande. El cristiano encuentra la paz dentro de él y está en paz consigo mismo en la oración y escuchando la palabra de Dios. Los sacramentos son también importantes, sobre todo el de la confesión, que es el auténtico sacramento de paz. La paz interior se encuentra también cuando se da el primer paso y se sale al encuentro del amor verdadero con el prójimo. Para poder vivir en paz unos con otros, los cristianos no tenemos otro método mejor que el de estar siempre dispuestos al perdón y a la reconciliación. La paz de cada uno se irradia por sí sola: a la familia, al círculo de amigos o, en última instancia, a toda la sociedad.
En el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia: [95, 517-5178]
¿Por qué necesitamos la fe y los sacramentos para llevar una vida buena y justa?
[YOUCAT 279] Si sólo dependiéramos de nuestras fuerzas, no avanzaríamos mucho en nuestros intentos de ser buenos. Por la fe descubrimos que somos hijos de Dios y que hemos sido fortalecidos por él. Cuando Dios nos da su fuerza, hablamos de «gracia». Especialmente en los signos sagrados que conocemos como Sacramentos, Dios nos otorga la capacidad de hacer realmente el bien que queremos hacer.
[YOUCAT 279] Si sólo dependiéramos de nuestras fuerzas, no avanzaríamos mucho en nuestros intentos de ser buenos. Por la fe descubrimos que somos hijos de Dios y que hemos sido fortalecidos por él. Cuando Dios nos da su fuerza, hablamos de «gracia». Especialmente en los signos sagrados que conocemos como Sacramentos, Dios nos otorga la capacidad de hacer realmente el bien que queremos hacer.
En el Catecismo de la Iglesia Católica: [1691-1695]
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