El pasado 25 de noviembre, Día internacional para la eliminación de la violencia contra la mujer, y antes de partir hacia Kenia, tras rezar por su viaje en la basílica de Santa María la Mayor, el Papa Francisco se encontró con once mujeres (italianas, nigerianas, rumanas y ucranianas), víctimas de la violencia machista, y con sus seis hijos. Todos ellos residen en la Casa Refugio de las víctimas de la violencia doméstica y de la trata, gestionada por una congregación religiosa en Roma.
Ya en Nairobi, el Papa instó hoy a los católicos a oponerse a la violencia doméstica y el aborto: «Estamos llamados a resistir prácticas que fomenten la arrogancia en los hombres, que hieran o menosprecien a las mujeres y que amenacen la vida de los inocente no nacidos».
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