martes, 2 de septiembre de 2014

Centenario de las RR. Filipenses

El 2 de septiembre de 1914, fiesta de San Antolín, llegaron a Palencia, entre luces, cohetes, barquilleros, gigantones, caballitos... cuatro RR Filipenses procedentes de Barcelona, convocadas por el canónigo de la catedral de Palencia D. Fidel García, amigo de Dr. Mariano Vilaseca, entonces director espiritual de las RR Filipenses de Barcelona, para dar respuesta a la necesidad apremiante de la juventud que se preparaba para el Magisterio y no disponía de un centro responsable que orientase su formación y sostuviese el ideal sublime de ser maestras: trasmisoras de la fe y la cultura en los pueblos palentinos.
Se establecieron en un local de la calle Árbol del Paraíso Nº 9. Su motivación fuertemente arraigada en la disponibilidad de su vocación de hacer presente el carisma de la Congregación: “Regeneración cristiana de la sociedad allí donde sea necesario”, no fue frenada por las dificultades que iban surgiendo: estado precario del local, recelo de los vecinos, ya que la nueva residencia de Normalistas quitaba la oportunidad de huéspedes...
Una vez aprobada la fundación por el Sr. Obispo de diócesis, D. Ramón Barberá y Boada empezaron a darse a conocer confeccionando programas y enviando centenares de prospectos. A pesar de tanta propaganda comenzaron el curso con sólo seis alumnas, pero a los pocos meses ya llegaban a once internas y una externa.
Gradualmente fue creciendo la matrícula de modo maravilloso y alentador. Encontraron amigos que las ayudaron: Jesuitas, Trapenses, Hnas. Paúlas del Orfanato... Con su aliento y confianza siguieron adelante. Poco a poco, aquellas personas que al principio se mostraron hostiles a la Fundación se alegraban de su llegada, dando gracias a Dios por su talante alegre, sencillo y cercano que emana de su espiritualidad. A los cinco años, el aumento de la matrícula exigía un cambio de local, un nuevo edificio. En la calle Juan de Castilla Nº 5 lo encontraron amplio y confortable. Las aspirantes al Magisterio estrenaron su segundo hogar con el nombre de: “Colegio de Religiosas Filipenses para Normalistas”. Continuaba su labor educativa bajo el lema “Sursum Corda”, y el no menos pedagógico: “Alegraos y no pequéis”, frases hechas vida en el apostolado del gran Felipe Neri, guía espiritual y modelo de la Congregación Filipense y apóstol de la ciudad de Roma. Se vio la necesidad de proveer a la Residencia de buenas maestras orientadoras, llegando a Palencia dos religiosas con el título de maestras, capaces de imbuir de valores cristianos la cultura a pesar de los tiempos difíciles que atacaban las creencias religiosas.
Por aquel entonces, según las estadísticas, el 65% de las maestras, de la provincia, habían sido educadas en el Taller de Normalistas de las Religiosas Filipenses, dando magnífico testimonio de la formación recibida.
La matrícula sigue en aumento. Aquellos locales que un día habían colmado sus esperanzas resultaron insuficientes. En la calle Santo Domingo Nº 6 encontraron una finca con su huerta de regulares proporciones. Se hicieron las obras necesarias y el nuevo Colegio siguió siendo taller de Normalistas.
Primeras jugadoras del equipo de Baloncesto
En el año 1930, a petición de las familias de la ciudad, de acuerdo con la Inspección y con el permiso de los Superiores, el colegio pudo impartir no sólo su espíritu y cultura a las Normalistas, sino también a las alumnas que deseasen formarse en nuestro Centro, durante la etapa de sus primeros años. Para ello levantaron un pabellón escolar en los jardines del colegio y al curso siguiente se vieron en la necesidad de construir un nuevo piso por el aumento de la matricula.
En el año 1931, el Excmo. y Rvdmo. Dr. Don Agustín Parrado concedió el competente permiso para que las religiosas pudieran impartir la enseñanza, no sólo de Primaria, sino también de Secundaria, cambiando de nombre el colegio: “Colegio del Sagrado Corazón de Jesús”. A pesar del permiso obtenido, las alumnas tienen que asistir a exámenes los centros oficiales por no estar aún reconocido.
Los años de la República anteriores a la guerra civil del 1936 son tiempos difíciles para la propagación de la fe y de los valores cristianos y las religiosas se ven obligadas a vestir de seglar llevando el distintivo Sadel (Sociedad de Amigos de la Enseñanza Libre) que protegía la enseñanza religiosa. El Colegio toma el nombre de Blanca de Castilla.


Estamos en el año 1939, los padres van solicitando año tras año plaza para sus hijas, los espacios quedan pequeños para atender con calidad y holgura a las alumnas internas y externas. Es necesario adquirir nuevos locales. En el año 1940, acogiéndose a la Orden de 20 de septiembre de 1938, el Colegio fue legalizado oficialmente abarcando las siguientes etapas de enseñanza: Primaria, Secundaria, Bachillerato y Magisterio.
Las alumnas de Magisterio seguían acudiendo a la Normal, hasta que en el año 1956 se nos concedió el privilegio de poder tener en el Colegio las Escuelas de Magisterio. Este acontecimiento se celebró con gran alegría, ya que se hacía realidad el sueño tan deseado para lo que habían sido convocadas un 2 de septiembre de 1914.
Llegamos al 31 de octubre de 1957. Se inaugura el Colegio actual: amplio, confortable, patios alegres, galerías espaciosas y llenas de luz, capilla decorada con finura y elegancia que invita a la interioridad, clases pedagógicas, salón de actos, sala de profesores, biblioteca, laboratorios…¡Día inolvidable de gozo y acción de gracias!
Pasan los años, estamos en 1984-85. Nuevos tiempos, nuevos retos, el ser humano más ansioso de evangelización y cultura. Las exigencias académicas cada vez son más apremiantes. Se imponen las reformas, abrir nuevas clases con materiales acordes a los nuevos métodos de enseñanza, por lo que se construyen las clases de informática con matricula abierta a alumnas que no sean del colegio. Se reforma el Pabellón de Deportes y se abre un Gabinete Psicopedagógico.
El deporte como ejercicio físico y como escuela valores y convivencia siempre ha estado presente en el estilo pedagógico Filipense. En el año 1983 se constituye el Club Deportivo Blanca de Castilla y en e1985 se empieza la construcción del nuevo polideportivo en los patios del Colegio con todas las técnicas modernas para el deporte y la actividad física. Se inauguró el día 26 de mayo de 1986, festividad de nuestro patrón, el San Felipe Neri.
Y llegamos al nuevo milenio, comienzan los nuevos lenguajes de la comunicación digital, la sociedad cambia, se hace multicultural y global, y además de responder desde el ámbito educativo a estos retos, las familias reclaman y los niños y jóvenes necesitan, valores para crecer en humanidad, actitudes para convivir y ser felices, cultivo de la dimensión transcendente del ser humano.
En esta nueva era, el Colegio Filipense sigue renovando su compromiso con la sociedad palentina, para sembrar fe y cultura, en los niños y jóvenes de las familias que aceptan nuestra propuesta educativa y así contribuir a la formación de ciudadanos responsables y positivos, con valores humanos y cristianos.
Y por estos 100 años de vida y misión educativa, elevamos un canto de Acción de Gracias a Dios, que ha bendecido esta obra. Y dedicamos un cariñoso y agradecido recuerdo a tantos amigos y colaboradores, profesoras, profesores, alumnos y familias que han tejido con nosotras, la historia de la Comunidad Filipense en Palencia.
El próximo 19 de septiembre celebraremos la apertura oficial de las celebraciones del Centenario y el día 27 de diciembre tendremos un encuentro de antiguos alumnos, religiosas y profesores, desde estas páginas invitamos a todos.

Comunidad de Religiosas Filipenses.

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