domingo, 27 de mayo de 2012

Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu Santo

27 de Mayo de 2012 - Domingo de Pentecostés

- Hch 2, 1-11. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar.
-Sal 103. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
-1Cor 12, 3b-7. 12-13. Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo.
-Jn 20, 19-23. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu Santo.

Con la fiesta de Pentecostés termina el tiempo litúrgico de Pascua. “Pentecostés” significa cincuenta, los días trascurridos desde la Resurrección de Jesús. Para los judíos era una fiesta que se celebraba con motivo de la recolección. Para los cristianos Pentecostés celebra la transformación que experimentaron los discípulos al recibir el don del Espíritu Santo: de ahí que Pentecostés sea también la fiesta del nacimiento de la Iglesia.

La liturgia nos recuerda que la función del Espíritu Santo en la Iglesia no es suplantar a Cristo, es “llevar a plenitud la obra de Cristo en el mundo” (Plegaría IVª). El evangelio de hoy la aparición del Señor llena de gozo a los apóstoles. Cristo resucitado, como si se tratara de una creación “sopló sobre ellos”, trae el Espíritu Santo, le trae a costa de su “partida”, les da su Espíritu como a través de las heridas de su crucifixión “les mostró las manos y el costado”. En virtud de esta crucifixión les dice: “Recibid el Espíritu Santo”.

El Concilio Vaticano II habla del nacimiento de la Iglesia el día de Pentecostés (L.G. 4): “El Espíritu santo fue enviado para santificar indefinidamente a la Iglesia”. Lo que había sucedido al interior del Cenáculo “estando las puertas cerradas”, según la lectura del evangelio de hoy, el día de Pentecostés es manifestado también al exterior, se abren las puertas del Cenáculo y los apóstoles se dirigen a los habitantes, y a los peregrinos venidos a Jerusalén, para dar testimonio de Cristo, con el poder del Espíritu.

Por la acción del Espíritu, Cristo mismo nos envía “como el Padre me ha enviado, así os envío yo”. Hemos de preguntarnos si cada uno de nosotros, la comunidad entera, nos abrimos a la acción del Espíritu. Y hoy “Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar, hacer una llamada, “a la corresponsabilidad de los Laicos” en la vida y misión de la Iglesia, como nos recuerda el Vaticano II, a los 50 años de su convocatoria.

“En virtud de la Crucifixión les dice: Recibir el espíritu Santo”. Y se abren las puertas del Cenáculo y los apóstoles dan testimonio de Cristo”. ¿En qué lugares, momentos, con qué personas siento la llamada a ser testigo?

José González Rabanal

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