domingo, 22 de enero de 2012

Caminamos hacia el Año de la Fe

“La puerta de la fe está siempre abierta para nosotros... Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida”. Benedicto XVI

La Congregación para la Doctrina de la Fe publicó el pasado 7 de enero “Nota con indicaciones pastorales para el Año de la Fe” decretado por Benedicto XVI, en la que se resalta la centralidad del Catecismo de la Iglesia Católica y los documentos del Concilio Vaticano II para esta celebración. Un Año que explica la nota, «será una ocasión propicia para que todos los fieles comprendan con mayor profundidad que el fundamento de la fe cristiana es “el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”».

La nota resalta que desde el inicio de su pontificado, el Papa Benedicto XVI «se ha comprometido en procurar una correcta comprensión del Concilio, rechazando como errónea la llamada “hermenéutica de la discontinuidad y de la ruptura”, y promoviendo la que él mismo llama «“hermenéutica de la reforma”, de la renovación dentro de la continuidad del único sujeto-Iglesia, que el Señor nos ha dado; es un sujeto que crece en el tiempo y se desarrolla, pero permaneciendo siempre el mismo, único sujeto del pueblo de Dios en camino». En este contexto, prosigue la nota, el Catecismo de la Iglesia Católica aparece como «auténtico fruto del Concilio Vaticano II» y por otro «intenta favorecer su acogida» considerando que es «un compendio de toda la doctrina católica y un texto de referencia segura para los catecismos locales» ofrecido a los fieles de todo el mundo.

Las indicaciones pastorales presentadas por la nota están divididas en 4 ámbitos: Iglesia Universal, Conferencias Episcopales, Ámbito diocesano y el ámbito de las parroquias y movimientos eclesiales.

En el ámbito diocesano

La nota auspicia «una celebración de apertura del Año de la fe y de su solemne conclusión en cada diócesis, para “confesar la fe en el Señor Resucitado en nuestras catedrales e iglesias de todo el mundo”».

Cada obispo «podrá dedicar una Carta pastoral al tema de la fe, recordando la importancia del Concilio Vaticano II y el Catecismo de la Iglesia Católica, teniendo en cuenta las circunstancias específicas de la porción de fieles a él confiada».

Se espera que en «cada Diócesis, bajo la responsabilidad del obispo, se organicen eventos catequísticos para jóvenes y para quienes buscan encontrar el sentido de la vida, con el fin de descubrir la belleza de la fe de la Iglesia». También se podrán «organizar celebraciones penitenciales, particularmente durante la cuaresma, en las cuales se ponga un énfasis especial en pedir perdón a Dios por los pecados contra la fe».

El Año de la Fe «será una ocasión para dar mayor atención a las escuelas católicas, lugares privilegiados para ofrecer a los alumnos un testimonio vivo del Señor, y cultivar la fe con una oportuna referencia al uso de buenos instrumentos catequísticos, como por ejemplo el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica o el Youcat».

En el ámbito de las parroquias, comunidades, asociaciones, movimientos

La carta anima a los sacerdotes a «dedicar mayor atención al estudio de los documentos del Concilio Vaticano II y del Catecismo de la Iglesia Católica, recogiendo sus frutos para la pastoral parroquial -catequesis, predicación, preparación a los sacramentos...- y proponiendo ciclos de homilías sobre la fe o algunos de sus aspectos específicos».

Las parroquias podrán difundir el Catecismo de la Iglesia Católica, así como subsidios que promueven la fe de las familias en sus casas. Las misiones populares serán asimismo una tarea a realizas para «ayudar a los fieles a redescubrir el don de la fe bautismal y la responsabilidad de su testimonio, conscientes de que la vocación cristiana “por su misma naturaleza, es también vocación al apostolado”».

Los miembros de los Institutos de Vida Consagrada y de las Sociedades de Vida Apostólica son llamados «a comprometerse en la nueva evangelización mediante el aporte de sus propios carismas, con una renovada adhesión al Señor Jesús, fieles al Santo Padre y a la sana doctrina».
Las asociaciones y los movimientos eclesiales «están invitados a hacerse promotores de iniciativas específicas que, mediante la contribución del propio carisma y en colaboración con los pastores locales, se incorporen al gran evento del Año de la fe».

La indicaciones ofrecidas tienen el «objetivo de invitar a todos los miembros de la Iglesia a comprometerse para que este año sea una ocasión privilegiada para compartir lo más valioso que tiene el cristiano: Jesucristo, Redentor del hombre, Rey del Universo, “iniciador y consumador de nuestra fe”» concluye la nota.

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