- 2 Re 4, 8-11. 14-16a Es un hombre santo de Dios; se retirará aquí
- Sal 88 Cantaré eternamente las misericordias del Señor
- Rom 6, 3-4. 8-11 Sepultados con él por el bautismo, andemos en una vida nueva
- Mt 10, 37-42 El que no carga con la cruz no es digno de mí. El que os recibe a vosotros, me recibe a mí
La acogida cordial de los enviados por Dios para llevar su palabra -profetas, apóstoles- aparece en la primera lectura de hoy y en el Evangelio. Dios premia esa acogida (el hijo de la mujer sunamita), y el que recibe a los discípulos enviados por Cristo recibe a Cristo mismo, y el que recibe a Cristo recibe al Padre que lo ha enviado y tendrá su premio. Acojamos bien, pues, a los que pasan por nuestra vida anunciándoles el Evangelio: sacerdotes, catequistas, consagrados, laicos. La segunda lectura nos recuerda que por el bautismo fuimos sepultados con Cristo en la muerte, para que andemos en una vida nueva. Por tanto, cortemos radicalmente con el pecado y todo lo que nos conduce a él.
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