Cuando eramos pequeños, al llegar las vacaciones... era raro el año que no nos compraran un libro. Con “cosas para hacer”... para “no perder el hábito de hacer”. Así que aquí os dejo unos “deberes” que me he encontrado rebuscando. Son sencillitos. Ánimo con ellos:
1. Cuando te despiertes por la mañana respira hondo, sonríe, y da un aplauso a Dios. Se lo merece.
2. Ríete un poco de todo lo que no funciona a tu alrededor. No merece la pena que te enfades, y además con los enfados no se arregla nada. Cambia el entrecejo por la sonrisa.
3. Conecta con Dios cuando estés en contacto con la naturaleza, cuando estés con los amigos o en familia, cuando estés a solas. Él siempre está a la escucha. No trabajes sólo por Él, aprende a gozar estando con Él.
4. Cuando te encuentres con alguien, ten siempre en la mochila una historia de salvación y de bienaventuranza para contar. Como María, ¿recuerdas?
5. Crea en torno a ti un espacio ecológico donde se respeten especies tan raras como la reconciliación, la tolerancia, el respeto, la sensibilidad, el cariño.
6. Dedica tiempos para estar contigo y para descansar. Te lo mereces. No cruces deprisa el camino del corazón y haz fiesta.
7. Abre tus manos para compartir la vida. Siempre queda algo de fragancia en la mano del que ofrece rosas.
8. Apúntate cada día al Evangelio. Procura dedicar al menos un minuto a leer una frase del Evangelio. Míralo como un hermoso proyecto para la humanidad del siglo XXI.
9. Entra cada día en la presencia de María y en ella contempla un principio de gozo y plenitud, de belleza y esperanza.
10. Sé la expresión viva de la amabilidad de Dios. Regala siempre una sonrisa a quien encuentres en tu camino.
11. No comiences la jornada sin tomar conciencia de que Dios está contigo. Y cuando llegue la noche, abandónate en sus brazos.
Domingo Pérez
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