Ir a misa. Cuando vamos, muchas veces lo hacemos de una manera rutinaria. Y cada vez vamos menos. Y, gracias a Dios... no hace falta jugarnos la vida para hacerlo.
Realidad muy distinta viven miles de cristianos, hermanos nuestros, a lo largo de todo el mundo. Cristianos perseguidos por vivir y celebrar su fe. Que se la juegan... pero no desisten.
El Domingo de Resurrección del año pasado se tiño de sangre en Lahore (Pakistán). 72 personas muertas y 340 heridas mientras celebraban, en un parque, la Pascua. Encontraron la muerte mientras celebraban la Vida.
La Navidad del año pasado se tiño de sangre en El Cairo (Pakistán). 28 vidas segadas por un atentado suicida entre los bancos de la iglesia de San Pedro y San Pablo, al lado de la catedral de la Iglesia Ortodoxa Copta. Encontraron la muerte mientras celebraban la Vida.
Domingo de Ramos de este año. De nuevo se golpea a la milenaria comunidad cristiana copta. Dos atentados sucesivos con bomba se llevan al menos 44 muertos y más de un centenar de heridos en las iglesias coptas de Alejandría y Tanta, en el norte de Egipto. Encontraron la muerte mientras esperaban con palmas al Señor.
No dejemos de tener en nuestro corazón y en nuestras oraciones a estos hermanos. Mártires de nuestro días.
Y pidamos que el Señor convierta el corazón de las personas que siembran terror, violencia y muerte, y también el corazón de quienes fabrican y trafican las armas.
Domingo Pérez
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