Vamos a ir de lo general a lo particular, para ello partiremos de afirmaciones como: “La Iglesia no tiene nada que decir en esto de la crisis, es un asunto económico” se decía cuando comenzó la crisis. Y el Papa Benedicto XVI nos espetó la encíclica Caritas in veritate.
También se suele decir: “La Iglesia no tiene nada que decir en los temas de ecología y sostenibilidad, son asuntos de los técnicos y de los políticos”. Y el Papa nos espetó la encíclica Laudato si.
No aprendemos.
Somos “sillonistas”. No nos mueve nadie de nuestro sillón, de nuestra zona de confort, sólo hacemos aquello que nos gusta o algún otro comportamiento aprendido.
Son pocos los cristianos militantes, o sea los que actúan como tales, vamos que llevan a la vida diaria su fe y desde el reinado de Dios en su corazón tratan de cambiar el mundo a mejor.
Nos conformamos siendo pasivos: “siendo buenas personas y yendo a misa”, nos olvidamos de ser perfectibles, de hacernos mejores: «sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto» (Mt 5,48). Tampoco nos mojamos en la mejora de alguno de los aspectos de nuestra sociedad, mientras nos quejamos de lo mal que están las cosas.
¿Tenemos tiempo para nuestros hobbys? Siiiiii.
¿Tenemos tiempo para la oración y colaboración en la Iglesia? Nooooo, estamos muy ocupados...
¿Por qué damos preferencia a cosas intrascendentes?, ¿ahhhh?
La verdad es que apenas logramos reunirnos a celebrar el día del Señor, pero existen muchos aspectos de la vida cristiana que seguro encajan con nuestras preferencias, y a la postre constituyen una llamada. Hay muchas facetas que un católico puede desarrollar tanto dentro de la Iglesia como fuera, en la sociedad civil: oración, catequesis, atención a necesitados, a los enfermos, a personas mayores, o incluso a reclusos; trabajo con niños, con jóvenes, con discapacitados... La Iglesia es puntera en cuidar y atender a aquellas personas que más lo necesitan, pero hay otros muchos aspectos en los que hace falta la presencia cristiana dentro de la sociedad y que descuidamos, todos ellos señalados desde hace tiempo por la Doctrina Social de la Iglesia.
Uno de los aspectos más descuidado y que, por lo tanto se mira con recelo es la sostenibilidad y ecología.
A nosotros nos suena raro, pero desde hace tiempo nuestros hermanos ortodoxos vienen celebrando una Jornada de Oración por el Cuidado de la Creación.
Por si albergábamos alguna duda de la procedencia de tal acto, el Papa Francisco ha instituido, desde este año, el 1 de septiembre como la “Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación”, a celebrar junto con la Iglesia Ortodoxa. Y todo con el telón de fondo de su encíclica Laudato si, que aún está recién sacada del horno.
Ambos acontecimientos son especialmente jugosos porque suenan raros, a novedad y merece la pena hacer alguna que otra reflexión.
La tinta corre y el papel se acaba, así que no queda espacio más que para una palabra: “continuará”.
Pastoral Social
Área de Ecología y Sostenibilidad
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