En la noche del Sábado Santo, los cristianos se congregan en los templos para celebrar la Vigilia Pascual. Vigilia significa “estar en vela”, con el anhelo de que llegue el momento jubiloso del “Aleluya”, anunciando la resurrección y triunfo de Cristo, con la proclamación del Pregón Pascual. La celebración comienza a la puerta de la Iglesia, en medio de la oscuridad de la noche, con la bendición del fuego nuevo y el encendido del cirio pascual. A continuación se inicia la procesión, con el canto triple de “Lumen Christi”, el encendido de los cirios que portan todos los presentes y sobre todo con el Pregón Pascual. Finaliza la ceremonia con el cántico del “Gloria”, el encendido de luces y el volteo de campanas anunciando la Victoria de Cristo, su Santa Resurrección.
El cirio pascual, símbolo central de la Resurrección, permanece encendido durante todo el tiempo de Pascua hasta la proclamación del Evangelio del día de la Ascensión. Ya en el siglo IV, la peregrina Eteria nos dice haber visto en Jerusalén cómo del interior de la capilla del Santo Sepulcro sacaban los cristianos una luz grande - símbolo de Cristo Resucitado - y encendían con ella multitud de cirios y candelas, produciéndose una inmensa iluminación “lumen infinitum”.
Con la Vigilia Pascual la Iglesia se renueva, sus hijos renacen a una vida nueva, y los textos litúrgicos nos hablan del “gran día en que actuó el Señor”. Testigos de la Resurrección fueron María Magdalena, las otras Marías, los apóstoles y los discípulos. Hoy debemos ser los cristianos, con nuestras palabras y nuestra vida renovada, los testigos. Se tiene que vivir, notar, expresar y transmitir.
La representación de la resurrección de Cristo en el arte la encontramos sobre todo en las puertas de los sagrarios, en los preciosos grabados de los misales, el día de Pascua de Resurrección, y en los retablos mayores. En la diócesis de Palencia, entre las más bellas destacamos las de la S.I catedral, las de los sagrarios de Villaherreros, de Monzón de Campos y de Cisneros.
Texto: José Luis Calvo
Fotografía: Antonio Rubio
Oración
Dios nuestro, que en este
día nos abriste las puertas
de la vida por medio de tu
Hijo, vencedor de la muerte,
concédenos a todos los que
celebramos su gloriosa
resurrección que, por la
nueva vida que tu Espíritu
nos comunica, lleguemos
también nosotros a resucitar
a la luz de la vida eterna.
P.J.N.S. Amen.
día nos abriste las puertas
de la vida por medio de tu
Hijo, vencedor de la muerte,
concédenos a todos los que
celebramos su gloriosa
resurrección que, por la
nueva vida que tu Espíritu
nos comunica, lleguemos
también nosotros a resucitar
a la luz de la vida eterna.
P.J.N.S. Amen.
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