El Cerrato vive con intensidad los días sagrados de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Cada pueblo lucha por mantener sus costumbres y tradiciones, heredadas y transmitidas de padres a hijos. Pero no siempre es fácil. La despoblación y la falta de vocaciones sacerdotales, provocan que algunos pueblos tengan que conformarse con mantener una parte de esa profunda religiosidad que brota de lo más hondo del corazón de los cerrateños.
Semana Santa en el Cerrato, días de silencio y oración, de encuentro con Dios y con los hermanos, de penitencia y sacrificio, donde cada uno da lo mejor de sí mismo en forma de entrega callada, de esfuerzo penitente, de caridad con los más necesitados... Días en los que el sonido de carracas y matracas dan paso al tañido alegre de las campanas que anuncian la Pascua, la victoria de Cristo sobre la muerte. Aquí radica la esperanza que da sentido a nuestras vidas.
La mayoría de los pueblos del Cerrato cuentan con Cofradías Penitenciales y Sacramentales que trabajan sin descanso para que la Semana Santa se via con intensidad. Muchas de ellas cuentan con una dilatada historia; otras desaparecieron con la Desamortización, recuperándose posteriormente; algunas son de reciente fundación. Vivir la Semana Santa desde una Cofradía es una experiencia de fe, hermandad y entrega... Son comunidades vivas dentro de cada Comunidad Parroquial.
Muchas Cofradías, mantienen una herencia familiar transmitida de padres a hijos. Pero a veces son los hijos los que deciden dar el paso y animan a sus padres y abuelos a formar parte de su Cofradía. Un gesto especialmente significativo en los tiempos que corren. Conozco varios casos y quiero destacar el de la Cofradía Penitencial y Sacramental de “Nuestro Padre Jesús Nazareno y Santo Sepulcro”, de Baltanás. Una Cofradía que se remonta hacia 1620, desaparecida con la Desamortización y refundada en 1999 gracias a la iniciativa de varios niños y jóvenes de la localidad. Cuenta en la actualidad con más de 130 hermanos, en su mayoría jóvenes, que han crecido en la Cofradía y han experimentado las dificultades de comenzar un nuevo camino juntos. Pero también han vivido momentos intensos, de una profunda satisfacción interior por tantas y tantas vivencias compartidas.
Esta Cofradía recuperó en 2002 una de las tradiciones más curiosas de la provincia. Se trata de la Procesión del Encuentro, que en Baltanás se realiza entre la Madre Dolorosa y el Niño de Pascua (durante varias décadas se ha realizado con el Santísimo debido al deterioro de la talla). Los niños de la Cofradía del Nazareno son los encargados de portar a hombros la imagen del Niño. Esta talla, del siglo XVIII, es muy querida por todos los baltanasiegos debido a su originalidad. Actualmente, se encuentra en el Museo del Cerrato Castellano y ha estado en diversas exposiciones de arte sacro. El Niño de Pascua simboliza la relación que existe entre la Resurrección de Cristo y la vida nueva, la vida eterna, la inocencia, la pureza del alma triunfante de Jesús. Es también la idea de renacer, el triunfo de la vida sobre la muerte y el pecado. Para los niños y jóvenes es uno de los días más esperados, marcado por la alegría de la Resurrección.
Luis Antonio Curiel Calleja
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