Martirio de Santa Julita y San Quirico. Óleo sobre tabla, del siglo XVI, autor anónimo. Museo Diocesano de Palencia (sala III) |
Santa Julita (270 dC), natural de Iconia (actual Turquía), era cristiana y pertenecía a la antigua realeza convertida al cristianismo. Casada con un cristiano de su misma alcurnia, tempranamente quedó viuda con un bebé llamado Quirico. Cuando el niño tenía tres años los emperadores Diocleciano y Maximiano publicaron un edicto prohibiendo la religión cristiana. El gobernador Domiciano, ejecutó a tantos cristianos que Julita deseó morir como ellos, pero temía dejar a su hijo desamparado y que fuera educado en la religión pagana.
Julita abandonó la ciudad y, tras pasar por Seleucia, llegó a Tarso. Allí, acusada de ser cristiana, es detenida y llevada a presencia del gobernador, junto con el niño. El gobernador -buscando que los cristianos renegaran de la fe- mandó que le arrancasen el hijo de sus brazos y la colocasen en el potro del tormento. En ese momento, Quirico, comenzó a llorar y el gobernador, para que callase, mandó que le colocasen sobre sus rodillas. Entonces, el niño intentó arañarle. El gobernador, al ver que nada podía conseguir, estrelló al niño contra el suelo y ordenó que su madre fuese ejecutada. Tras nuevas torturas, taparon su boca para que no siguiera rezando el credo y finalmente le cortaron la cabeza. Sus criadas enterraron los cuerpos en Tarso hasta que en el siglo XI, San Amaro, obispo de Auxerre, llevó los cuerpos a Francia. Su culto se extendió por España en el siglo XII.
Son considerados abogados de los pobres y de los niños, y el arte les representa siempre juntos. La diócesis les tiene dedicadas las parroquias de Castrillo de Villavega, Villantodrigo y Perapertú. En el retablo mayor de la parroquia de Villamelendro hay lienzos con escenas de su martirio y en el Museo Diocesano se exhibe una tabla con pintura al óleo del siglo XVI. En la parroquia de Palacios del Alcor hay esculturas del siglo XVII, y la más antigua, del siglo XV, se encuentra en Castrillo de Villavega.
Texto: José Luis Calvo
Fotografía: Antonio Rubio
Oración
Padre Todopoderoso: por gracia tuya la fuerza se realiza en la debilidad; por esto te pedimos, que a cuantos celebramos el triunfo de tus mártires Santa Julita y San Quirico, nos concedas el don de la fortaleza con que ellos salieron vencedores en el martirio.
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