En ocasiones cuando pensamos en África nos vienen a la mente imágenes de desnutrición, hambre, guerras sangrientas, secuestros, atrocidades, miradas profundas con cierta amargura... pero la realidad es que “África es alegre. Las iglesias están vivas, África es Joven”... así lo asegura María Luisa Martínez, una vecina de Mazariegos que desde hace más de 40 años desarrolla su vocación misionera en el continente africano, en concreto, en Ruanda.
Mª Luisa, dominica de la Anunciata, trabaja en uno de los barrios más pobres de la capital ruandesa y cada día estas mujeres consagradas se esfuerzan por la promoción de la familia y la formación de los niños y mujeres para que puedan tener un futuro mejor.
Mª Luisa afirma que el principal problema que se vive en Ruanda no es el hambre, sino la falta de libertad, cada día se añaden nuevas leyes, “no sé cómo la gente resiste esta opresión, siempre con la boca cerrada”, recalca Mª Luisa.
El país está resentido por la guerra, el gobierno no quiere que se vea la miseria, pero la miseria está ahí. Pero a pesar de la pobreza existente, los ruandeses son muy generosos y colaboran en lo que pueden, con los refugiados del Congo que son más de 50.0000.
¿Cómo ha evolucionado la vida en Ruanda?
Sigue habiendo falta de seguridad y las etnias siguen teniendo conflictos entre los tutsis, hutus y pigmeos. En lo que se refiere al progreso, la calidad de vida ha mejorado, pero este progreso es para la gente más rica. Apenas hay clase media. Los más pobres lo siguen siendo, e incluso de manera más acuciante. El problema es que el gobierno no quiere tener pobres en el país, a los más pobres les están expropiando las tierras y estos no saben a dónde ir.
Nuestra comunidad tenía orfanatos pero el gobierno no quiere que se vea esta pobreza y nos los han cerrado.
¿Cuál es el futuro de África?
Yo tengo muy presente las palabras del Papa... “¡Despertad!” África es rica, de hecho, Ruanda interesa porque para entrar en el Congo (donde hay mucha riqueza) la mejor manera es a través de Ruanda. Los ruandeses tienen que despertar y tener confianza en ellos mismos para salir adelante por sus propios medios.
Algo que suele desconocerse es la alegría del africano, las iglesias están vivas, porque África es joven. La alegría del africano no la supera nadie, siempre están alegres a pesar de las dificultades que padecen. Las sonrisas que tienen los pobres nos contagian con su testimonio y su forma de actuar. Nosotros en la comunidad somos 9 religiosas, de las cuáles, 7 son ruandesas. Nuestro objetivo es que continúen ellas la labor de promoción de la familia, la formación y el apoyo a los jóvenes y a las personas más pobres. Nuestra casa está abierta a todo el barrio. Queremos ser testimonio en los rincones más pobres.
Natalia Aguado León
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