Ser instrumentos de liberación y promoción de los pobres, significa hoy -según nos dice Cáritas en su Campaña- construir espacios que sean germen de un futuro distinto y generen esperanza. Y generamos espacios de esperanza en medio de una sociedad asfixiada por la crisis:
Cuando respondemos con gestos sencillos y cotidianos de solidaridad ante las necesidades de los hermanos y cambiamos nuestros hábitos alimentarios evitando el desperdicio de alimentos.
Cuando reconocemos la función social de la propiedad, el destino universal de los bienes y defendemos los derechos de los más pobres aún a costa de renunciar los más favorecidos a algunos de sus derechos.
Cuando creamos una nueva mentalidad que nos lleva a pensar en términos de comunidad y a dar prioridad a la vida de todos sobre la apropiación indebida de los bienes por parte de algunos.
Cuando contribuimos a una economía al servicio del ser humano, no del dinero y el mercado, y rechazamos y denunciamos la economía de la exclusión y del descarte que mata.
Cuando apostamos por los más débiles, promovemos el desarrollo integral de los pobres y cooperamos para resolver las causas estructurales de la pobreza.
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