El pasado 3 de abril, se durmió en el Señor nuestro querido P. Jesús Torres, se marchó silenciosamente, cómo era él, sin que nadie lo esperara.
El P. Jesús nació hace 81 años en Ampudia. Siendo muy joven ingresó en la congregación de los Misioneros Claretianos, y después de algunos destinos, llegó a Roma donde pasó el resto de su vida. Durante 40 años fue Subsecretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica de la Santa Sede... y desde allí no dejó nunca de velar por los religiosos y, de ayudarnos espiritual, jurídica y materialmente. Por petición de S. S. Benedicto XVI prolongo sus años de trabajo en este puesto y, cuándo se consiguió jubilar, el Santo Padre le encargo la reorganización del archivo de la CIVCSVA. Para ello, como él decía, “el Señor le tenía que conceder 200 años de vida”. Quizá no le hicieron falta porque la última vez que vino a España, el verano pasado, decía que ya llegaba al tiempo del postconcilio en su trabajo.
El verano en nuestro monasterio tiene sus características propias. Una de ellas era la llegada del P. Torres con toda su familia al pueblo. Durante sus vacaciones se turnaba con nuestro capellán para celebrarnos la Eucaristía. Su unción en la celebración y sencillez en la predicación propiciaban el encuentro con Cristo. Para nosotras siempre ha sido un gran apoyo, para él nunca había problemas, todo era fácil de solucionar: “Dios lo puede todo”. Su sonrisa tímida y pícara dejaba entrever una vida consagrada plena y, un reflejo de la bondad de Dios para con los hombres.
Desde estas líneas queremos dar Gracias a Dios por la Vida y Entrega de este hermano, que llevó el nombre de nuestra diócesis, a la que tanto amaba, por todo el mundo. Pedimos a Ntra. Sra. de Alconada, a la que con tanto fervor rezaba, que le haya acogido en su seno y, junto a Ella interceda por nosotros.
Hnas. Cistercienses de Alconada
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