Nadie se atreve (ni los más optimistas) a poner una fecha a la desaparición de la crisis en España. ¿Tenemos crisis para rato? Tal vez.
El 26 % de paro es mucho paro. Dicen los que entienden que hay “empleo sumergido”. Seguramente. Lo que se ve, desde “Cáritas”, es que la cola de los que llegan se incrementa y se hace crónica. Como esas enfermedades con las que uno tiene que lidiar y llevarse bien, si no quiere caer en la desesperación.
En 1982, cuando éramos todos más jóvenes, Felipe González, para ganar las elecciones, ofrecía 800.000 puestos de trabajo, ¿recuerdan? Ahora, que andamos también en elecciones, nos ofrecen 800.000 parados menos. ¿Se habrán puesto de acuerdo en lo de las cifras? Si es que no tienen arreglo...
Yo no entiendo nada de economía, pero cuando voy por la calle, miro mucho a los Bancos y a las Cajas, y no puedo menos de preguntarme: Con el dinero que se han llevado, con el que les han inyectado, con el que han guardado no se sabe dónde, ¿cómo no habrán cambiado de cara? Debe ser porque sólo tienen una. Larga y dura como el cemento. Lo que sí me creo es lo que dicen los analistas de lo económico. Ellos dicen que en España están tirando hacia arriba no los grandes, sino los pequeños. Me explico: el ciudadano de a pie, las pequeñas y medianas empresas (Pymes), los jubilados que hacen lo que pueden por los hijos y nietos, algunas instituciones de la Iglesia, y así sucesivamente...
Para que nos entendamos: hace unos años, España era un enfermo al borde del colapso. Estaba en la UCI. Hoy es un enfermo que han subido al tercer piso, y está en planta, muy medicado, muy entubado, con fiebre. ¿Fuera de peligro? Eso esperamos.
¿Perjudican los nacionalismos a las economías de un país como España? No lo creo. El dinero sólo tiene un color: el interés. Por lo que parece -hoy por hoy- los banqueros catalanes y otros no ven claro lo del secesionismo “para lo suyo”. Pero a ver qué ocurre mañana u otro día, porque a algunos de las antiguas autonomías (¿no se llamaban así?) les ha entrado un ataque de independentismo, que los médicos españoles no saben cómo afrontar: si cortar por lo sano o ir poniendo cataplasmas.
¿Tiene esto que ver con la crisis? Con la crisis todo tiene que ver. Por cierto, el Ministro de Economía y Competitividad decía hace poco lo siguiente: «En economía no hay crisis, hay “recesiones”; llámenlo por su nombre» ¡Qué peso nos quita de encima!
Las crisis a veces tienen que ver con el “crecimiento” (por ejemplo, la de los adolescentes). Pero nos tememos que este no es el caso de la “crisis económica” a la que nos referimos.
La crisis económica que nos aqueja, tiene más que ver con el despilfarro, el robo público (y privado) y la ausencia de honradez. Es decir que esta crisis anda emparentada con la lamentable pérdida de valores humanos y cristianos.
Seguramente que ante la “recesión” que sufrimos, si no queremos construir la casa por el tejado o volver a reincidir en los mismos pecados, deberíamos todos (arriba, abajo y en el medio) hacer un gran examen de conciencia. Con arrepentimiento, propósito y reparaciones.
Si no hay un rearme moral, mucho me temo que pueden volver a recuperarse las economías (lo cual sería bueno y deseable), pero volveríamos al foso de los virus que han propagado esta enfermedad.
Eduardo de la Hera
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