20 de Mayo de 2012 - La Ascensión del Señor
- Hch 1, 1-11. Lo
vieron levantarse.
- Sal 46. Dios
asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.
- Ef 4, 1-13. A la medida de
Cristo en su plenitud.
- Mt 16, 15-20. Subió
al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
En
la fiesta de la Ascensión del Señor volvemos al evangelista propio de ciclo B,
Marcos, con los últimos versículos de su evangelio. Pero el texto cierra algo
más que una obra literaria, cierra el tiempo de Jesús, y abre el tiempo del
“SEÑOR JESÚS”. Para comprender esta celebración es necesario que nos
preguntemos qué significó la Ascensión para Jesús y para sus seguidores.
“El
Señor Jesús ascendió al cielo y está sentado a la derecha de Dios” (v.19). Las
palabras “Señor Jesús”-expresión muy frecuente en los Hechos y en Pablo, pero
que sólo aparece aquí en los evangelios- constituyen el núcleo originario de
nuestra fe cristiana; nos indican que Jesús, el hijo de María, que padeció bajo
el poder de Poncio Pilato, es el Señor Resucitado. “Ascendió al cielo y está
sentado a la derecha de Dios”: dos expresiones simbólicas, una “espacial” y
otra de “igualdad” para expresar una vedad: Jesús ha entrado en la plenitud de
Dios, es Dios.
La
exaltación del resucitado abre en el evangelio de hoy la misión de los
discípulos: “Id al mundo entero y proclamad el evangelio a toda la creación”.
En esta misión nada tenemos que temer, contamos con la asistencia, eternamente
presente, de Cristo resucitado “El Señor cooperaba con ellos”. Y nos promete no
sólo la ayuda, también la eficacia de nuestro testimonio en la victoria sobre
el mal, “confirmando las palabras con los signos que les acompañaban”.
“La Ascensión del Señor Jesús, es nuestra
victoria, y donde nos ha precedido él, esperamos llegar también nosotros”.
¿Vivo mi vida cristiana con esa esperanza; descubro los signos de su presencia?
José González Rabanal
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