¿Quién fue la Iglesia para san Juan de Ávila? ¿Cómo vivió su amor a la Iglesia? Un Jueves Santo, comentando los versículos de San Lucas, que se refieren a la última Cena -cuando Jesús encarga a Pedro y Juan que le busquen la casa- dice el santo: “No se nos pase por alto esta casa, porque ésta significa La Iglesia. Y ¡ay de quien no supiere esta Casa y morare en ella, porque tan imposible es salvarse fuera de ella, cuan imposible fue no ahogarse hombre que en el tiempo del diluvio no entrase en el arca, y aún más imposible!” [...] “No hay fuera de la santa Iglesia romana salud; no aprovechan buenas obras, como dice san Cipriano: Morir por Cristo fuera de la santa Iglesia romana no es martirio ni basta para salvarse; mas es perfidia y porfía, que martirio cristiano; porque no acepta Dios honra que le hagan si deshonran a su esposa la Iglesia”.
Y acude a San Agustín que dice: “Obras buenas fuera de la fe, son como quien anda fuera de camino, que mientras más anda y corre, más se aleja del camino y llega al despeñadero”. Y comenta: “Porque el que está fuera de la Iglesia, mientras más obras buenas hace, menos merecen nombre de buenas obras”.
Su amor, extraordinario y profundo, a la Iglesia, lo proclama en los escritos a los sínodos provinciales, sobre todo el de Toledo, siempre apuntando a la renovación personal y eclesial. Grita muy emocionado recordando los sacramentos: “¡Oh preciosísimos vasos, que contienen tal licor, que es la gracia, y en los cuales mora y obra la virtud de la sangre de Cristo, por la cual se nos ganó la gracia con que bien vivimos y nos salvamos!”.
Santa Teresa nos dirá que daría mil vidas por la más pequeña ceremonia de la Iglesia.
Germán García Ferreras
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