jueves, 30 de julio de 2015

Entenderse

Tengo a Natalia en la mesa de al lado. Hablamos de las vacaciones. Ella las pasa en Portugal. En Aveiro. Un lugar precioso... con unas playas preciosas. Y le pregunto:

- Oye Natalia... el pequeño Lucas... cuando está en la playa... ¿juega con otros niños?
- Pues claro... cómo no. Y bien que se lo pasa -me contesta.
 
Y yo, que sé... que en Portugal hablan portugués... le vuelvo a preguntar:
- ¿Y cómo se entiende con los niños portugueses?
 
Y me contesta Natalia:
 
- Pues si se pone a jugar con un niño, en la playa o en el parque... Lucas habla en español y el otro niño en portugués. Y se entienden perfectamente.
 
Acabáramos. Lucas, con sus cuatro añazos... políglotamente hablando... juega con otros niños de cuatro añazos... y se entienden. Y lo pasan bien juntos. Y cuando acaban, uno dice “adiós, hasta mañana”... y el otro dice: “Adeus. Até amanhã”. O algo así.
Esto de Lucas y sus amigos, ya mismo os digo, es de mucha enseñanza. Si dos personas quieren entenderse y hacer cosas juntas... lo hacen. Aunque las barreras sean importantes... si se quiere, se puede. Y cuando digo dos personas me vale dos instituciones, dos colectivos, dos países... o el mundo en general.
 
Ergo... el problema se traslada al “si se quiere”.
 
«Es hora de saber cómo diseñar, en una cultura que privilegie el diálogo como forma de encuentro, la búsqueda de consensos y acuerdos, pero sin separarla de la preocupación por una sociedad justa, memoriosa y sin exclusiones» nos dice el Papa Francisco en la Evangelii Gaudium [n. 239].
Me quedo con el ejemplo, a pequeña escala... del pequeño Lucas y su pandilla portuguesa. Si ellos pueden... los demás también... si queremos.
 
Por cierto... feliz mes de agosto. En la medida que podáis... disfrutadlo al máximo.

Domingo Pérez

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