jueves, 20 de junio de 2013

Un Dios Prohibido

Palencia acogió el pasado viernes 14, el estreno de la película “Un Dios Prohibido”. Ese mismo día, se estrenaba también en otras 50 ciudades españolas. A nuestra diócesis, se acercaron Juan Carlos Sánchez, miembro fundador de Contracorriente Producciones y asesor religioso de la película y los actores, Raúl Escudero, nacido en Villamuriel de Cerrato, en la película interpreta a un miliciano y el actor Luis Seguí que interpreta a un seminarista martirizado.

Durante el encuentro con los medios, los actores destacaron el buen ambiente que se había vivido durante el rodaje, algo no siempre fácil, teniendo en cuenta además la cantidad de personas que se dieron cita: más de 40 actores y unos 200 extras y figurantes, entre ellos, varios palentinos. En este sentido, resaltaron que seguramente parte de esta armonía vivida se debe a la esencia de la historia que narra “Un Dios Prohibido”. Una historia de perdón y de amor.

Luis Seguí aseguró que esta película “te toca lo más fondo, porque en una historia que afecta tan directamente a los sentimientos y enmarcada en un hecho como la guerra civil, sorprende que el centro de todo sea el perdón”. Juan Carlos Sánchez explicó que tanto él como el director de la película, Pablo Moreno, tenían muy claro que “no queríamos una historia de revanchismo”. Por su parte, Raúl Escudero destacó que la gente que se acerque a ver la película se va a encontrar con una película muy coral, con bastantes personajes, que habla de emociones humanas.

Previo al estreno, el Cine Ortega obsequió a los sacerdotes de la Diócesis con un pase previo. A la salida de la película, muchos destacaron la calidad de la misma y lo bien contada que está la historia.
En palabras del crítico de cine, Juan Orellana, “la película ante todo es el testimonio de fe de unos jovencísimos seminaristas a quienes ofrecen la libertad a cambio de colgar la sotana. No se sienten llamados al heroísmo, pero no pueden negar a Cristo. Simple y llanamente”.

Breve reseña
Agosto de 1936, inicio de la Guerra Civil española. En Barbastro, Huesca, 51 miembros de la Comunidad Claretiana son martirizados y mueren por su fe. El filme narra las últimas semanas de su vida, desde que son retenidos hasta que finalmente son fusilados. Durante ese tiempo, realizan diversos escritos en los que hablan de su situación, de sus compañeros de cautiverio y de la gente que los vio.

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