- Jer 20, 10-13 Libera la vida del pobre de las manos de gente perversa
- Sal 68 Señor, que me escuche tu gran bondad
- Rom 5, 12-15 No hay proporción entre el delito y el don
- Mt 10, 26-33 No tengáis miedo a los que matan el cuerpo.
Las dificultades y persecuciones a causa de la fe han ocurrido siempre. Y ante ellas sentimos la tentación de dejarnos llevar por el miedo e ir ocultando nuestra condición de creyentes, inhibiéndonos del testimonio que debemos dar. «No tengáis miedo a los que matan el cuerpo», nos dice Jesús en el Evangelio de hoy; y nos promete que Él se pondrá de nuestra parte ante el Padre del cielo, si nosotros nos ponemos de su parte ante los hombres. Ante los que nos desprecien por la fe tenemos que darnos cuenta de que el Señor está con nosotros y encomendar al Señor nuestra causa (1 Lect), ya que «el Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus cautivos» (Sal).
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