En menos de una semana tiene que recoger los recuerdos y momentos vividos durante los más de 20 años que lleva en nuestra Diócesis. Hasta el último día no he conocido su lugar de origen, Don Benito. La ausencia de acento extremeño y su presencia regia y castellana, siempre me hicieron pensar que era natural de algunos de nuestros pueblos.
La Hna. Manuela abandona su labor en nuestra Diócesis y emprende nuevo camino en la Casa Madre de las Auxiliares Parroquiales de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote en Irún.
En la Diócesis cerramos ciclo a su labor callada, discreta y siempre al servicio de la Iglesia. La Hna. Manuela ha sido la encargada durante muchos años de enseñar el Museo Diocesano, esa joya a la que ha dedicado tanto tiempo y ha querido tanto. Y el museo ha sido el puente para poner en contacto con el evangelio y el testimonio de Cristo a muchas de las personas que lo visitaban. Además, ha colaborado activamente con la Parroquia de Allende el Río. Siempre que celebraban en el barrio o en la parroquia, un acontecimiento especial, traía en un sobre alguna foto a la oficina de comunicación para que lo publicáramos en la revista diocesana.
La Hna. Manuela se despide de nuestra Diócesis con sencillez y con los ojos algo vidriosos, debido a la emoción. Y es que según ella misma comenta, ríe mucho pero también llora mucho. Durante estos días recoge sus pocas pertenencias, unos cuantos papeles y algún que otro recuerdo.
Hna. Manuela desde la Diócesis de Palencia, a la que tanto quiere, le damos las gracias por su presencia, por su amor a la iglesia y por su entrega y servicio.
N.A.L.
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