La Iglesia Católica celebra el 1 de noviembre la solemnidad litúrgica de Todos los Santos, día de precepto.
En ese mismo contexto celebrativo y temporal, en el s. X los monjes benedictinos de la célebre abadía de Cluny, comenzaron a celebrar al día siguiente, la conmemoración de los fieles difuntos, que pronto se extendió por toda la Iglesia y en el s. XIV tenía también lugar en Roma.
Ambas están unidas por el denominador común de la vida eterna después de la vida terrena. Aprovechemos, pues, para rezar por los difuntos y para reflexionar sobre la resurrección de los muertos y la respuesta al sentido de la vida y de la muer-te.
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