Cáritas, en nombre de toda la comunidad cristiana, atiende a los excluidos de la sociedad. La ayuda que presta es fundamental ante situaciones de pobreza, y nos recuerda y hace presente la entrega gratuita y permanente del Señor a la humanidad... «nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos» (Jn 15, 13).
Durante el año pasado Cáritas realizó en la Diócesis -a través de Cáritas Diocesana y Parroquiales- un total de 6.489 intervenciones gracias al trabajo de 400 voluntarios y 25 trabajadores. Para ello, el presupuesto destinado a estas intervenciones ascendió a 1.127.272 €. Detrás de cada intervención, de cada donativo, de cada voluntario... hay personas, hijos de Dios y hermanos nuestros, que reciben y dan en nombre del Señor lo que a su vez ellos han recibido. Las personas son siempre más importantes que las cosas.
Asimismo, ante la grave situación económica por la que atraviesa el país -con su secuela de miles de personas sin empleo y sin recursos para hacer frente a una difícil situación familiar- la Diócesis cuenta con la “Fundación El Buen Samaritano. Ayuda al parado” cuyos recursos económicos van destinados íntegramente a las personas sin empleo y sin recursos, asumiendo el Obispado los posibles gastos de gestión.
Siempre es tiempo para concienciar a nuestras comunidades de la responsabilidad que tenemos con nuestros hermanos, que lo están pasando mal; de pedir perdón al Señor porque muchas veces vivimos de espaldas a estas situaciones dramáticas. Siempre es tiempo de reflexionar sobre lo que el Señor nos está pidiendo en estos momentos, para que nuestra pasividad se convierta en actitud de compartir y de ayudar. Y también siempre es tiempo de acción de gracias por tantas personas que entregan sus vidas y sus bienes en favor de los pobres.
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