lunes, 14 de marzo de 2016

A mi primer Director Espiritual D. José Martín (poesía póstuma)

Se llama Don José, es delgadito y fiel. El me enseñó a rezar / el rosario a María / y a confiar en Jesús / cada día. Es una de las personas buenas / que Jesús puso en mi camino / y que con sus consejos / ha sabido guiarme / hacia mi destino: Dios. Me enseñó a creer en Dios / nuestro Padre, y a esperar / y pedir para que no fuera tarde.

Me enseñó a obedecer / a mis padres y abuela / y a respetar a mis mayores / siempre en la escuela. Me enseñó a caminar / por el buen camino / y a confiar en Dios / que es mi Padre y Amigo. Me enseñó a sonreír / al hermano que sufre / y a llevar la alegría / que es la luz que alumbra.

Para mí era un padre / además del que me hizo / el padrecito alegre / que guiaba mi sendero.
Pero un día se marchó / de mi pueblo / y sentí el desgarrón / en mi alma infantil / que no había sentido / durante mis once años / en que había vivido. 

Sentí lo que era / separarme de alguien / a quien tanto quería / y que tanto bien me hacía.

Me rebelé ante Dios / que me quitaba al Padre / que tanto me daba / que estaba cada día / a mi lado / y que tan bien me guiaba.

No podía entender / los designios de Dios / y le escribí una carta / a mi Director / con todas mis protestas y enfados.

Pero llegó su contestación / y la Paz en mi alma / reinó de nuevo / con la conformidad / y su bendición / y aunque algo / se rompió para siempre / pero perduró aquel sentimiento / de cariño hacia él.

Un sentimiento mutuo / que el tiempo no ha podido borrar / ni nunca borrará.

Han pasado los años / y con ellos la reparación / y me he vuelto a encontrar / con mi primer Padre espiritual / que Dios puso en mi camino / para mi bien y mi paz.

Ahora ya es un viejecito / pero conserva su lucidez / y me ha vuelto a iluminar / y a guiar en mi caminar.

Sus consejos siguen siendo sabios / su luz sigue siendo clara / su mirada es pura y limpia / igual que sus palabras.

Es la Virgen de la Merced / la que le guía / para saber hacer de guía / junto con Jesús / que es el centro de su vida.

Ayer he pasado un día / lleno de alegría a su lado / siempre le tendré presente / en mi corazón y en mi mente.

Le pido a Dios / que le siga fortaleciendo en su vida / para que siga guiando e iluminando / a aquellos que le rodean / y a los que estamos lejos. Que en su ancianidad / encuentre siempre la paz / y haga todo el bien y obre con bondad.

Siempre le tendré presentes / en mi oración / y pediré a Jesús y a la Virgen / que le de Paz y Amor. En su residencia de La Merced / sigue haciendo el bien / es una residencia / donde le quieren y admiran / por su bondad y alegría.

Que sus últimos días / tengan también Paz y Amor / y que siempre le bendiga Dios.

Así se lo desea su hija espiritual.

Zosi Gallardo

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