miércoles, 9 de septiembre de 2015

Nos encontramos con nuestros misioneros

El pasado 23 de julio se celebró una de las jornadas más especiales en la Diócesis: el Encuentro con los Misioneros Palentinos. En esta cita se congregan los hombres y mujeres que viven su compromiso cristiano en distintos lugares de misión y que aprovechan unos días, en este tiempo estival, para descansar y disfrutar de su familia en sus lugares de origen. Este año acudieron al encuentro alrededor de una veintena de misioneros que desarrollan su labor en países como Venezuela, Brasil, China, Malí, Japón, Marruecos, Bolivia, Alemania... De los datos facilitados por Obras Misionales Pontificias y la Delegación Diocesana de Misiones se constata que en la actualidad hay 470 misioneros palentinos repartidos por cuatro continentes: 332 misioneros en América, 67 en Europa, 32 en África y 30 en Asia. Otro dato es el de que 221 localidades palentinas cuentan entre sus hijos a un misionero. Y destaca también la cantidad y diversidad instituciones de las que proceden nuestros misioneros: un total de 96.

Misionero en Brasil
Conversamos con Luis Antonio Fernández Aguado, natural de Amayuelas de Abajo. Pertenece a la congregación de Agustinos Recoletos y lleva trabajando 16 años en Brasil, en concreto, en el estado de Amazonas en medio de la selva. 

¿Cuál es la labor que lleváis a cabo en Brasil?
Trabajamos en una zona de gran extensión, mi parroquia es mayor que Holanda. Es una gran extensión, poca gente y muy dispersos y aislados geográficamente. Nuestra misión es evangelizar en el sentido amplio, es cuidar del ser humano de los pies a la cabeza, cuerpo, mente, espíritu. Trabajamos en la construcción de comunidades eclesiales con compromiso transformador de la realidad del pueblo. Entendemos la Misión como tornar presente el Reino de Dios.
 
¿Cómo sois recibidos?
Somos muy bien recibidos, la población en general nos acoge muy bien. Brasil es un país rico pero esta riqueza no se revierte en la población. Existe una gran desigualdad. Y en este sentido, a veces con las elites que controlan el poder, la tierra, tenemos algún enfrentamiento. Estas personas acaparan la mayor parte de la riqueza y en ocasiones utilizan técnicas corruptas, por eso a veces a ellos no les gusta nuestra presencia. Pero la población en general es muy acogedora.
 
¿Cómo ves el futuro del Brasil? ¿Qué retos hay? ¿Hay esperanza?
Claro que hay esperanza, como iglesia trabajamos en ello, dando pequeños pasos. Es esencial la educación, concienciación, sensibilización. En estos 16 años que llevo trabajando en Brasil he visto cambios, hemos creado sindicatos, asociaciones de pequeños agricultores, pero siguen existiendo muchísimos casos de corrupción y hay un descontento generalizado con la política. En este sentido, el pueblo se está organizando para llevar a cabo la reforma política, ya ha habido tres ocasiones en las que salen leyes por iniciativa popular y la iglesia tiene un papel muy importante porque favorece la creación de asociaciones populares, asambleas... y por eso, aunque sea como las hormiguitas, sí que se están dando pasos para combatir la corrupción y avanzar en los derechos humanos. 

También estuviste unos años en Sierra Leona... ¿cómo viviste esa experiencia?
Fue una experiencia muy fuerte. Estuve en los peores años de la guerra entre 1998 y 1999. La realidad es que muchas veces teníamos que estar fuera de la misión, teníamos que huir con la población porque el simple hecho de ser extranjero hacía que pudieras ser secuestrado, te utilizaban como escudo humano, como moneda de intercambio para armas, dinero, coches, teléfonos satélites... una experiencia dura pero buena por haber compartido y experimentado una vida en esa situación y vivirlo junto a las personas del pueblo.

 
Natalia Aguado León

No hay comentarios:

Publicar un comentario