“Migraciones: peregrinación de fe y esperanza” es el lema del Mensaje de Benedicto XVI para la próxima Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado. Siguiendo este espíritu, los obispos de la Comisión episcopal de Migraciones ofrecen unas pistas de actuación a los miembros de las comunidades cristianas y cuantos quieran hacerse eco de la mismas:
1. En estos tiempos de crisis la solidaridad debe ser reforzada. Debemos seguir trabajando en la defensa de los derechos de las personas migrantes, en la promoción de una cultura hospitalaria, de la integración y la inclusión, que facilite a las personas su incorporación con todos sus derechos, de la comunión, superando el simple asistencialismo, y allí donde sea posible o necesario, denunciar y trabajar por evitar las causas de los desplazamientos forzados.
2. Sigamos con la formación y promoviendo el trabajo en redes que permiten compartir lo que se hace, enriquecernos mutuamente con iniciativas de los otros y ser más eficaces. No estaría de más que se recuperara la colecta que antes se hacía con motivo de la Jornada, para potenciar la atención y la acción pastoral en favor de los inmigrantes.
3. Son muchas las dificultades que afectan a los inmigrantes: desvalimiento, desarraigo, desamparo, explotación... Todo ello “ofrece a la Iglesia la oportunidad y reclama de ella la obligación de ejercer de Buen samaritano que cure sus heridas, les ayude a levantarse y a recobrar la conciencia de su dignidad, camine con ellos, les proporcione hogar y nueva patria y les preste algo de su propia vida y riqueza”. Se renueva la petición a las autoridades para que los costes de la crisis no recaigan sobre los inmigrantes, arbitrando más bien las medidas necesarias para que reciban las ayudas sociales oportunas.
4. Juntamente con la solidaridad, la Iglesia, por la misión confiada por el mismo Cristo, está llamada a prestar una especial atención y cuidado de la dimensión religiosa. Los emigrantes no son sólo destinatarios de la acción social, sino también de la misión evangelizadora de la Diócesis y de sus parroquias e instituciones.
La Iglesia evangelizando promociona y promocionando evangeliza. No es bueno separar ambas dimensiones, pero tampoco es bueno confundirlas. En la Iglesia todo o casi todo es pastoral, pero junto a labor social y de promoción que tan admirablemente realizan Caritas, los institutos de vida consagrada o las asociaciones de fieles... la Comisión Episcopal de Migraciones invita a cuidar también la dimensión más netamente pastoral, el servicio a la fe, y no sólo los servicios que brotan de la fe.
El respeto al otro no debe hacer que silenciemos nuestras creencias y desde dónde actuamos. Las migraciones han dado lugar a que los destinatarios de la missio ad gentes estén también entre nosotros.
Asimismo, los Obispos desean que los hermanos bautizados en la Iglesia católica, venidos de otros países, puedan encontrar en nuestras parroquias su propia casa.
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