jueves, 25 de julio de 2013

El Camino de Santiago Un regalo para nuestra Iglesia


¿Por qué echamos a andar... con la mirada puesta en Santiago de Compostela? ¿Qué mueve a americanos, canadienses, coreanos, alemanes, japoneses, ingleses, australianos, checos, húngaros, polacos, noruegos, belgas, argentinos, franceses, holandeses, italianos, brasileños, algún sudafricano... y paisanos nuestros? ¿Qué buscan?

Cada uno tiene un motivo, pero aparece de una manera recurrente el componente de la búsqueda. Encontrarse con uno mismo, buscar el camino que nos acerca a la felicidad, querer acercarse a Dios, encontrar una solución a nuestros problemas, buscar la serenidad que el alma precisa... son muchos los que están cumpliendo una promesa... o simplemente disfrutar de la cultura y el arte centenario que alberga el Camino.

Por nuestros pueblos pasan muchos peregrinos, cada año más, y la mayor parte de estos son extranjeros. Es curioso que el “albergue que está abierto todo el año”, el de las Hijas de la Caridad (Carrión de los Condes) durante el 2012 solo estuvo “vacío” dos días: el de Nochebuena y el de Nochevieja.

El Camino deja su huella en los peregrinos... Pero, a su vez, se nos presenta como un reto para nuestra Iglesia diocesana. Tenemos en él una excelente oportunidad para la Nueva Evangelización.
Así lo están entendiendo las comunidades religiosas y parroquias que realizan una apuesta por cuidar la acogida y el acompañamiento de los peregrinos. Conocemos la gran labor que llevan a cabo -en Carrión de los Condes- la Parroquia, las Religiosas Agustinas del Monasterio de la Conversión, y las Hijas de la Caridad.

Y a este empeño se han sumado, desde hace unos meses, la Parroquia de Frómista y la comunidad de Clarisas Franciscanas Misioneras de Palencia. Las hermanas se desplazan todos los días hasta Frómista para dar una cálida acogida a los peregrinos -haciendo el Camino al contrario, buscando el encuentro- invitarles a la Adoración Eucarística que celebran en la iglesia de San Pedro y animarles a participar en la Eucaristía y en la bendición de peregrinos. Eucaristía que tiene como el marco perfecto en la Iglesia de San Martín.

Una de estas Clarisas, la hermana Estela asegura que “nuestra misión es salir al Camino para acoger al peregrino” y destaca que “todos vamos buscando algo y nosotras queremos ofrecer un acompañamiento espiritual”... y agradece el respaldo y apoyo del párroco, Juan Carlos Martínez, y del Ayuntamiento de Frómista que les ha ofrecido un local donde poder estar.

“Algo nuevo está brotando
¿no lo notáis?” (Is 43, 19)

El Camino de Santiago es rico, plural, variopinto y nuevo cada día... Los motivos para iniciarlo, también son distintos... y cada día surgen nuevas razones. También el perfil del que camina es muy distinto... seguimos encontrándonos con caminantes solitarios, familias, grupos de amigos, aventureros, seminaristas... pero algo está cambiando.

Unos de estos peregrinos, Anselio D´Castillo -brasileño- lleva desde el 3 de julio haciendo el Camino. Es padre de familia pero camina en solitario... su mujer y sus tres hijos le esperan en Brasil. Esta es una primera toma de contacto y, en otra ocasión, regresará al Camino con toda la familia. Resalta que “el Camino sólo se puede hacer con corazón... o no tiene sentido. Estoy encontrándome conmigo mismo... hacer el camino, cansarme, curar las nuevas ampollas en mis pies y descubrir un camino hecho con Caridad y Fraternidad... me está haciendo mucho bien”.

Es cada vez más palpable la presencia de peregrinos que buscan y aprovechan al máximo cada oportunidad que se les ofrece de convertir su experiencia caminante... en una profunda experiencia espiritual. Es muy posible, en otro tiempo, esta faceta del Camino no la hayamos cuidado lo necesario. Y, no lo olvidemos, como cristianos, ahí es donde debemos poner nuestros esfuerzos.
Proponer, salir al encuentro, abrir la casa, ofreciendo ese “algo” que da sentido a lo que hacemos... para que pueda dar sentido a lo que los otros están buscando. O ni siquiera saben que están buscando.

Bondad y ternura

El Camino es duro. Podemos ponernos en el pellejo de un joven que lleva en sus piernas, cuando llega a Carrión de los Condes... más de 400 kilómetros. Durante estos días bajo un sol abrasador. Llega a un pueblo donde lo primero que recibe es “una sonrisa”. Las Hermanas Clarisas y las Agustinas de la Conversión se están especializando en poner en práctica lo que el Papa Francisco nos recomendó en el inicio de su Pontificado: “No temáis a la bondad y a la ternura”.

Esto, lo hemos podido comprobar, acompañando a Mons. Escudero el pasado 25 de junio en su encuentro con los peregrinos; y la semana pasada, con el equipo del programa de RTVE “Pueblo de Dios” durante la grabación que han llevado a cabo en Frómista, Villalcázar de Sirga y Carrión de los Condes. Y hemos visto que es inevitable: un cuerpo -o un alma- cansado... si es recibido con una sonrisa... se predispone a seguir recibiendo y se anima a dar. No cabe otra opción.

Rota esta “barrera”... ya se puede proponer entrar en diálogo y compartir “de dónde eres, por qué caminas, qué buscas”, se puede invitar a participar en una Oración de Vísperas, o en una Adoración del Santísimo, se puede animar a acudir a la Eucaristía, se puede ofrecer ser bendecido y que esa bendición que te acompañe en el Camino, se puede animar a compartir el alimento... se puede transmitir la experiencia de un Dios que nos hace felices y da sentido a nuestra existencia. Todo desde la propuesta, desde la oferta.

Y así... nos podemos encontrar con un Camino que se renueva cada día... cada día nuevos peregrinos. Un día solamente para ofrecer esa experiencia. Que no porque sea puntual no hay que cuidar. Hay que preparar un Encuentro de Emaús cada día que empieza.

Y un Camino que se renueva cada semana. Y nos encontramos con variopintos voluntarios que ejercen de hospitaleros -seminaristas madrileños, una profesora de religión protestante, un joven palentino, una mexicana de Guadalajara, una joven búlgara, una profesora de instituto madrileña...- que a los pocos días se transforman en peregrinos. Llevando lo que han vivido durante el resto del Camino... y muchas veces durante el resto de sus vidas.

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