viernes, 25 de noviembre de 2011

Superar el drama del aborto

El aborto hiere el alma de todos los que están involucrados en él, no solamente destruye la vida del niño no nacido, sino que también deja un sendero de dolor y destrucción sin igual a cualquier otra injusticia de la sociedad contemporánea.

Las consecuencias del aborto provocado son algo más que psicológicas y no solo para la madre, sino para todos los implicados en el mismo y para la sociedad en su conjunto. Es una herida muy profunda en la persona que la afecta en todas sus dimensiones y es, sobre todo y ante, todo una herida interior, espiritual, que se manifiesta psicológica e incluso físicamente.

La Iglesia, que valiente y claramente defiende como algo sagrado la vida de los no nacidos tiene obligación de atender a la multitud destruida por el aborto.

Así nos lo encomienda el Santo Padre Benedicto XVI: “El primer deber de la Iglesia es acercarse a estas personas con amor y consideración, con atención maternal y proclamar la cercanía de Dios en Jesucristo. No os dejéis vencer por el desánimo y no perdáis la esperanza”.

Esto es el Proyecto Raquel, la respuesta de la Iglesia Católica ante el drama del aborto, que ofrece un camino de esperanza, reconciliación y sanación. Basado en el Sacramento de la Reconciliación, el Proyecto Raquel es esfuerzo integral que combina lo espiritual y lo psicológico. Una organización diocesana en red compuesta sacerdotes, psicólogos, psiquiatras, y consejeros especialmente formados para ofrecer una atención individualizada a las personas después de un aborto.

En el Proyecto Raquel se acompaña y ayuda a las personas en su proceso de sanación psicológico y espiritual: Que puedan narrar su historia y su dolor; superar los mecanismos de defensa que han desarrollado para poder enfrentarse a su aborto; desahogar todas las experiencias, sentimientos, imágenes y palabras que han sido tan dolorosos para ella y que quizá durante mucho tiempo ha tenido bloqueadas; preparar el camino para el Perdón y la Reconciliación y terminar el proceso de reconciliación y personalización de su hijo abortado y seguir su vida con esperanza. Con una nueva alegría y paz descubiertas.

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