Talla en madera policromada de Pedro de Bahamonde. S. XVIII. Retablo mayor. Monasterio de Santa Brígida (Paredes de Nava). |
Brígida Birgersdotter, de familia noble emparentada con la realeza sueca, nace en 1303 en Uppland. Desde niña tuvo visiones, sobre todo relacionadas con la devoción a María y la pasión de Cristo. Con 13 años la casaron y tuvo ocho hijos y una de ellas, Catalina, llegó a ser santa. Hacia 1335, marchó a la corte del joven Magno II para ser la principal dama de honor de la reina Blanca. La santa hizo cuanto pudo por cultivar cualidades en ambos y se ganó el cariño de los reyes. Al enviudar, en 1344, repartió sus bienes entre sus hijos y pobres, para vivir cerca del convento de Alvastra.
Viajó a Roma para el jubileo de 1350 y obtener el permiso del Papa de fundar una nueva orden religiosa. Al residir el Papa en Aviñón se retrasó todo, pero no se desanimó, pues sabía, debido a una visión que se encontraría con él en Roma. Durante su estancia en Roma, escribió cartas al papa suplicándole que regresara, y se dedicó a visitar las tumbas de santos mártires y a pedir limosna para los pobres. En 1368, Urbano V regresó a Roma y le entregó las reglas de la Orden del Santísimo Salvador, conocida con el nombre de orden Brigidina. Murió en Roma en 1373 y fue canonizada en 1391. Su vida puede resumirse en: la pasión de Cristo fue centro de su vida; vida ejemplar en el matrimonio y la viudedad; gran peregrina medieval; gran reformadora, mística y fundadora; y una de las santas que más hizo por solucionar el cisma de Avignón.
En 1999 Juan Pablo II la declaró copatrona de Europa junto a Santa Catalina de Siena y Santa Teresa Benedicta de la Cruz. Es patrona de Suecia y modelo de vida para las viudas. Es representada vestida de religiosa, con el hábito gris, una corona en la cabeza, un libro en sus manos y un ánade. La orden de Santa Brígida está presente en la diócesis desde 1671, en Paredes de Nava. Fue el párroco de Santa Eulalia, don Gaspar de Verdeces el que las introdujo, y desde entonces las madres Brígidas, mantienen el espíritu de la fundadora y rezan desde el silencio del claustro.
Texto: José Luis Calvo
Fotografía: Antonio Rubio
Oración
Señor, Dios nuestro, que has
manifestado a Santa Brígida secretos celestiales mientras meditaba
la pasión de tu Hijo, concédenos
a nosotros, tus siervos, gozar
siempre de la manifestación
de tu gloria. P.J.N.S.
manifestado a Santa Brígida secretos celestiales mientras meditaba
la pasión de tu Hijo, concédenos
a nosotros, tus siervos, gozar
siempre de la manifestación
de tu gloria. P.J.N.S.
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