Hace unos días veía un corto titulado “Norte” que contaba la historia de un sacerdote cansado, en cierto modo, desmotivado, que veía cómo sus fuerzas flaqueaban y cómo su vocación sacerdotal había ido perdiendo la fortaleza y la ilusión de servir a los otros, con el paso de los años. El vídeo puede verse en nuestra página web [www.diocesispalencia.org], está hecho con mucha sensibilidad y es una puerta a la esperanza, porque aunque en muchos casos, el transcurso de los años nos pueden desmotivar en nuestro día a día, siempre hay circunstancias o personas que son un aldabonazo para despertar y tomar las riendas de nuestra vocación.
Hablando con Abel Isaac Pagán, ordenado diácono recientemente, me ha recordado la historia del sacerdote del vídeo, porque la ilusión y el entusiasmo de este nuevo diácono poseen una fuerza avasalladora. Iglesia en Palencia ha hablado con Abel y esto es lo que nos ha contado:
¿Qué ha supuesto para ti ordenarte Diácono?
Es complicado expresarlo con palabras. Con la ordenación de Diácono me configuro con Cristo Siervo. En el momento de la imposición de manos por parte del Obispo tu vida cambia, hay un cambio de actitud ante la fe, ante la vocación, ante la llamada para ejercer un ministerio. Uno espera este momento con mucha expectación. Es difícil asimilar lo que el Señor te tiene preparado en esta vocación. Durante la celebración de mi ordenación me sequé por dentro con lágrimas. Es más grande de lo que esperas. A partir de ahora espero poder ejercer mi ministerio de servicio al Obispo y al presbiterio, desde la humildad y el amor.
Es complicado expresarlo con palabras. Con la ordenación de Diácono me configuro con Cristo Siervo. En el momento de la imposición de manos por parte del Obispo tu vida cambia, hay un cambio de actitud ante la fe, ante la vocación, ante la llamada para ejercer un ministerio. Uno espera este momento con mucha expectación. Es difícil asimilar lo que el Señor te tiene preparado en esta vocación. Durante la celebración de mi ordenación me sequé por dentro con lágrimas. Es más grande de lo que esperas. A partir de ahora espero poder ejercer mi ministerio de servicio al Obispo y al presbiterio, desde la humildad y el amor.
Las frases de Abel Isaac:
Ha sido una historia de amor entre Dios y yo que ha durado 30 años.
Ha sido una historia de amor entre Dios y yo que ha durado 30 años.
Muchas
veces, a lo largo de estos años, “me he hecho el sueco”, porque no
quería escuchar lo que Dios pedía de mi, pero lo cierto, es que el Señor
nunca se ha cansado de seguir llamándome.
Estos
últimos meses he tenido la oportunidad de vivir en la Casa Sacerdotal.
Ha sido una suerte poder beber la sabiduría y la experiencia de muchos
sacerdotes que llevan ya 50 o 60 años de vocación sacerdotal.
¿Cómo ha sido el proceso de tu vocación?
Ha sido una historia de amor entre Dios y yo que ha durado 30 años. Desde los 8 años, he vivido este proceso con muchos altos y bajos. El Señor ha puesto momentos y personas claves que me han ayudado a dar una respuesta a Dios. Muchas veces, a lo largo de estos años, “me he hecho el sueco”, porque no quería escuchar lo que Dios pedía de mi, pero lo cierto, es que el Señor nunca se ha cansado de seguir llamándome.
Estos últimos meses he tenido la oportunidad de vivir en la Casa Sacerdotal. Ha sido una suerte poder beber la sabiduría y la experiencia de muchos sacerdotes que llevan ya 50 o 60 años de vocación sacerdotal. Y a pesar de todos estos años, te das cuenta de que pueden ir fallando las fuerzas, los reflejos... pero lo que no ha muerto en estos sacerdotes es ese amor del ministerio recibido.
¿Cómo ha vivido tu familia y tu entorno tu ordenación de diácono?
Mi familia lo ha vivido con muchísima ilusión. El día de mi ordenación, mi madre Amparo junto con un amigo ministro, Benjamín, me impuso la estola, fue un momento muy emotivo.
Mis compañeros seminaristas lo han vivido con mucha alegría, mis formadores y directores espirituales con mucha confianza y cercanía.
El camino recorrido, ¿ha sido difícil?
El camino recorrido ha sido interesante, no difícil, pero sí exigente. Me he dado cuenta de que el Señor no elige a los capacitados, sino que capacita a los elegidos.
Natalia Aguado León
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