miércoles, 23 de julio de 2014

Santa Brígida de Suecia: Su fiesta se celebra el 23 de julio

Talla en madera policromada de Pedro de Bahamonde. S. XVIII. Retablo mayor. Monasterio de Santa Brígida (Paredes de Nava).
Brígida Birgersdotter, de familia noble emparentada con la realeza sueca, nace en 1303 en Uppland. Desde niña tuvo visiones, sobre todo relacionadas con la devoción a María y la pasión de Cristo. Con 13 años la casaron y tuvo ocho hijos y una de ellas, Catalina, llegó a ser santa. Hacia 1335, marchó a la corte del joven Magno II para ser la principal dama de honor de la reina Blanca. La santa hizo cuanto pudo por cultivar cualidades en ambos y se ganó el cariño de los reyes. Al enviudar, en 1344, repartió sus bienes entre sus hijos y pobres, para vivir cerca del convento de Alvastra.

Viajó a Roma para el jubileo de 1350 y obtener el permiso del Papa de fundar una nueva orden religiosa. Al residir el Papa en Aviñón se retrasó todo, pero no se desanimó, pues sabía, debido a una visión que se encontraría con él en Roma. Durante su estancia en Roma, escribió cartas al papa suplicándole que regresara, y se dedicó a visitar las tumbas de santos mártires y a pedir limosna para los pobres. En 1368, Urbano V regresó a Roma y le entregó las reglas de la Orden del Santísimo Salvador, conocida con el nombre de orden Brigidina. Murió en Roma en 1373 y fue canonizada en 1391. Su vida puede resumirse en: la pasión de Cristo fue centro de su vida; vida ejemplar en el matrimonio y la viudedad; gran peregrina medieval; gran reformadora, mística y fundadora; y una de las santas que más hizo por solucionar el cisma de Avignón.

En 1999 Juan Pablo II la declaró copatrona de Europa junto a Santa Catalina de Siena y Santa Teresa Benedicta de la Cruz. Es patrona de Suecia y modelo de vida para las viudas. Es representada vestida de religiosa, con el hábito gris, una corona en la cabeza, un libro en sus manos y un ánade. La orden de Santa Brígida está presente en la diócesis desde 1671, en Paredes de Nava. Fue el párroco de Santa Eulalia, don Gaspar de Verdeces el que las introdujo, y desde entonces las madres Brígidas, mantienen el espíritu de la fundadora y rezan desde el silencio del claustro.

Texto: José Luis Calvo
Fotografía: Antonio Rubio

Oración
Señor, Dios nuestro, que has
manifestado a Santa Brígida secretos celestiales mientras meditaba
la pasión de tu Hijo, concédenos
a nosotros, tus siervos, gozar
siempre de la manifestación
de tu gloria. P.J.N.S.

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