martes, 8 de julio de 2014

La peregrinación diocesana a Lourdes

Lourdes, centro de peregrinaciones. Lourdes es una ciudad que cuenta actualmente con más de quince mil habitantes, situada en el departamento de los Pirineos franceses. En el 1958, el pequeño pueblo de entonces conoció una gran notoriedad en Francia y en el extranjero como consecuencia de las apariciones de la Virgen María a una niña, Bernardette Soubirous, que fue posteriormente canonizada por la Iglesia. En los años sucesivos, la ciudad se convirtió en una de las más importantes metas de las peregrinaciones y del turismo religioso. En nuestros días acoge cerca de seis millones de visitantes cada año, provenientes de los cinco continentes. Tal afluencia de personas ha convertido a Lourdes en el segundo centro turístico de Francia, después de Paris, y en el tercer punto de encuentro internacional de los peregrinos católicos.

El 11 de Febrero de 1858, tres niñas, Bernardette,  su hermana Toinette, junto con una amiga, fueron a buscar leña a la gruta de Massabielle, un lugar cercano al río Gave. En aquel momento se sintió un ruido, como del viento, aunque no se movían los árboles de alrededor. Al levantar la cabeza en dirección a la gruta, Bernardette divisó a una señora vestida de blanco y una faja de color azul ceñida a la cintura. Era la primera aparición de la Virgen María en Lourdes. Estas apariciones continuaron desde el 11 de Febrero hasta el 16 de Julio de 1858, hasta un total de 18 apariciones.

La gruta constituyó desde aquel momento un lugar donde Dios nos ha dado un signo para revelarnos sus entrañas de misericordia para con los hombres. Allí nos ha dejado un mensaje que no es otro que el del Evangelio: Dios nos vino a decir a través de la Madre de su Hijo que nos ama tal como somos, con nuestros éxitos y con nuestras heridas, con nuestra fragilidad y con nuestros límites. El Mensaje de Lourdes no es otro que el del Evangelio de Jesús.


La Hospitalidad de N.S. de Lourdes. La Hospitalidad Diocesana de Nuestra Señora de Lourdes de Palencia organiza cada año, del 1 al 5 de Agosto, una peregrinación con enfermos. La peregrinación de este año es la número 28 de la historia de esta institución de la Iglesia Palentina. A ella acuden año tras año devotos de la Virgen, sanos y enfermos, buscando el consuelo espiritual que la Señora ofrece desde la gruta de Masabielle, lugar de las apariciones, y el encuentro con católicos de otras partes del mundo, unidos en la oración y en el amor a la Virgen María.

Los actos que se celebran durante la peregrinación son muy variados, incluyendo actos religiosos y festivos. Los actos religiosos están centrados en el culto a María y en la celebración de los sacramentos. El momento culminante de la peregrinación lo constituye la Misa oficial de la Hospitalidad en la gruta de Masabielle. Otros actos relacionados con la devoción mariana son la multitudinaria procesión de antorchas por las noches o los ratos de oración en la gruta que, particularmente o en pequeños grupos, se suelen tener al acabar el programa del día. Igualmente se celebra un Via Crucis. Durante toda la peregrinación hay siempre sacerdotes de distintos países dispuestos a administrar el perdón de Dios en el sacramento de la Reconciliación. Los actos eucarísticos son inseparables de la devoción a la Virgen, ya que María siempre nos lleva a su Hijo Jesús. Por ello, en Lourdes, la Hospitalidad de Palencia celebra la Santa Misa todos los días en las distintas capillas o santuarios y el domingo se une a otras peregrinaciones para compartir la celebración de la Eucaristía en la llamada Misa de las Naciones, en la impresionante basílica subterránea de San Pío X.

El lema de la peregrinación de este año. Como cada año, todas las peregrinaciones a Lourdes tienen una idea central sobre la que se reflexiona en las homilías y las catequesis que se desarrollan en esos días. Este año el lema es: Lourdes, la alegría de la conversión. Responde al llamamiento del Papa Francisco en su exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” a vivir la fe cristiana con la alegría que proporciona una auténtica conversión a Cristo, que pasa por una espiritualidad profundamente evangélica, por un compromiso misionero y por una caridad efectiva hacia los pobres y necesitados.

La conversión es aceptar la necesidad de purificación. Es la respuesta a una llamada que nos supera, llamada a una vida según el Reino de Dios, tal como nos pide Jesús: “Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio” (Mc 1, 15). ¡Penitencia!, ¡Penitencia!, ¡Penitencia!, repitió la Señora a Bernardette. Volverse hacia Dios, orientar la vida de manera radicalmente nueva, supone necesariamente un esfuerzo por nuestra parte: el esfuerzo de la conversión sincera al Señor. Y esta conversión es siempre alegría de encontrarse con Jesús a través de los sacramentos, especialmente del Sacramento del Perdón, de la Eucaristía y de la Unción para los enfermos. Finalmente, la conversión es promesa de felicidad. “No te prometo la felicidad de este mundo, sino la del otro”, dijo la Virgen a Bernardette. La plenitud de esa alegría del encuentro con Jesús se tendrá solamente en el cielo, después de la muerte.

A través de estas líneas, yo os invito a los palentinos, enfermos y sanos, jóvenes o mayores, a participar en la Peregrinación Diocesana a Lourdes. Para más información, se puede llamar los martes, jueves y viernes, de 19.30 a 21 horas, al teléfono de la Hospitalidad, 979.70.17.32, o dirigirse al e-mail [hospitalidadpalencia@gmail.com]. Será una experiencia inolvidable.

+Esteba, Obispo de Palencia

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