No voy a comentar el célebre libro de Santa Teresa, titulado “El Camino de Perfección”. Quiero meditar sobre esta expresión de la Santa: “Ya es tiempo de caminar”. Varios historiadores afirman que santa Teresa, ya muy próxima a morir, le dijo al Esposo Divino: “Ya es hora de caminar”. Ya es hora de morir, caminando a la Casa del Padre... pues sabemos que sus últimas palabras fueron: “Al fin muero hija de la Iglesia”.
Camino de luz, camino de oración, camino de encuentro, camino de acercamiento, camino interior... siempre bajo la dirección de la Doctora de la Iglesia y siempre predominando el sentido espiritual del alma enamorada, tal como leemos en el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz.
Camino, caminos de la Gran Fundadora y Reformadora. Y sin salir del camino de tierra y piedra, con subidas y bajadas, con curvas muy pronunciadas y peligros para los carros de mulas. Que no recorrió las dos Castillas: la Nueva y la Vieja y las tierras de Andalucía en coche cómodo, elegante o avioneta.
Carro de mulas o simplemente montada en una caballería. Apoyada, muchas veces, en el cayado que estos días han llevado par 27 países en cinco continentes. Bastón, cayado, que han llevado a Roma y que el Papa, con gran fervor, lo besó y rezó a Santa Teresa.
El Centenario, Quinto, del nacimiento de la Santa es una llamada a peregrinar y peregrinar, a poder ser por las ciudades y villas donde ella fundó sus conventos-palomarcitos. El sacrificio corporal debe ayudar al desarrollo espiritual. No nos faltará la compañía de San José. Como a ella y como ella nos recomienda.
“Camino de Luz” y “Huellas de santa Teresa” quieren ser el eco que nos impulse a caminar siguiendo a la Monja Andariega. ¿No es Jesús Camino... y no debemos nosotros seguirle hasta llegar a la Casa del Padre?
La exposición teresiana, en dibujos sobre servilletas, del escultor salmantino Venancio Blanco, no era sino el cántico a los carros de mulas y mulas sueltas, de que se valió Santa Teresa para lograr los 17 monasterios edificados en pobreza. Seamos peregrinos al estilo de santa Teresa, la extraordinaria hija de la Iglesia.
Germán García Ferreras
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