Tallas pertenecientes a la sillería barroca (s. XVIII) diseñada por Pedro de Bahamonde y realizada por Manuel García en 1746. Iglesia parroquial de Santa Eufemia, (Autillo de Campos). |
El 3 de mayo celebramos a los apóstoles: Felipe y Santiago el Menor.
Felipe, originario de Betsaida (Galilea), y discípulo de Juan Bautista, fue llamado por Jesús al día siguiente de haber llamado a Pedro, Andrés y Santiago. Felipe presentó Jesús a Bartolomé, y ambos, estuvieron en las bodas de Caná. Es de suponer que los cuatro primeros apóstoles, todos de la misma ciudad, fueran amigos, pescadores y judíos piadosos que esperaban con fe al Mesías. Después de Pentecostés, según la tradición, predicó en Asia Menor -actual Turquía. Su predicación estuvo acompañada de signos y milagros, y a la edad de 87 lo crucificaron para que en todo se pareciese a Jesús. Su cuerpo fue trasladado a Constantinopla y posteriormente a la iglesia de los Doce Santos Apóstoles en Roma, donde también se veneran las reliquias de Santiago el Menor.
A Santiago el Menor, también se le conoce como Santiago el de Alfeo, para distinguirlo del otro Santiago, el hijo del Zebedeo o Santiago el Mayor. La tradición cristiana siempre lo ha identificado como hermano (pariente) del Señor. Según la tradición fue el primer obispo de Jerusalén y participó activamente en el primer concilio para resolver los problemas de la incipiente comunidad judeocristiana. Tuvo fama de justo y santo. Fue lapidado en el año 62 y rematado con un garrote por orden del sumo sacerdote Ananáis
En muchos retablos de la Diócesis -sobre todo del XVI y XVII- existen magníficos relieves de los apóstoles. Destacan los de San Miguel (Saldaña), la Asunción (La Vid de Ojeda), Ntra. Sra. del Castillo (Arroyo), así como las portadas románicas Carrión de los Condes y Moarves de Ojeda. Situar los apóstoles en las entrada de las iglesias o en los retablos manifiesta que nuestra fe es apostólica... recibida y cimentada en la roca de los testigos de la vida, muerte y resurrección del Señor.
Oración
Señor, tú que llenas de alegría a tu Iglesia con la festividad de los santos apóstoles Felipe y Santiago, concédenos, por su intercesión, vivir, como ellos, unidos a tu Hijo para que podamos llegar a contemplarte eternamente.
Texto: José Luis Calvo
Fotografía: Antonio Rubio
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