San Zoilo. Mártir

El martirio de San Zoilo. Óleo sobre lienzo. Último cuarto S. XVI. Anónimo. Sacristía de la iglesia de San Zoilo (Carrión de los Condes)

Nace en una acomodada familia cordobesa hacia el 293, d.C. Educado en la fe cristiana no tuvo reparo en confesarla en público, en contra decreto de Diocleciano. Junto a veinte jóvenes, fue acusado de practicar brujerías cristianas. Las autoridades consideraron que Zoilo, por ser noble, era el promotor de la nueva fe. A pesar de las amenazas se mantuvo firme. Fue azotado y torturado, y cuanto más cruel era el tormento, más proclamaba su fe. Como no desistía, fue decapitado junto a sus compañeros. Su cuerpo permaneció sepultado en Córdoba, en un lugar ignoto, hasta el año 621. San Zoilo se apareció en un sueño al Obispo Agapito y le reveló el lugar donde estaban sus restos y le pidió que trasladase su cuerpo a la iglesia en la que se le rendía culto. En el siglo XI el Conde Don Fernán Gómez, ante la oleada de actos sacrílegos, trasladó su cuerpo y el de San Félix al monasterio de San Juan Bautista de Carrión de los Condes. A partir de entonces se cambió el nombre al monasterio y pasó a denominarse de San Zoilo. Sus cuerpos fueron trasladados en ricas urnas de plata y envueltos en ricas telas islámicas del siglo X conservadas en la actualidad, en el cenobio benedictino de Carrión.

Se le representa vestido de noble, con la palma del martirio en sus manos, sacándole los riñones, y orando mientras le cortan la cabeza. Es abogado contra los males de órganos, especialmente de riñón.
Es titular del Real monasterio benedictino de Carrión de los Condes, posteriormente convertido en colegio de Jesuitas y Seminario Menor diocesano. En la monumental fachada de la Iglesia está su estatua y la de sus compañeros mártires, lo mismo que en un magnífico relieve del claustro renacentista. Es uno de los santos patronos de Carrión de los Condes y venerado en otros puntos del Camino de Santiago en Cáseda y Sansol (Navarra).

Texto: José Luis Calvo

Fotografía: Antonio Rubio

Oración

Señor Dios, escucha nuestras oraciones y súplicas en la celebración del martirio de San Zoilo y compañeros mártires y concédenos imitar con gozo su constancia en la fe ante todas las contrariedades y persecuciones con las que nos encontremos en la vida, y sentir tu protección poderosa.