viernes, 1 de diciembre de 2017

Ante el anuncio de cierre de la Térmica

La decisión unilateral de Iberdrola de cerrar la Central Térmica de Velilla del Rio Carrión está produciendo una auténtica conmoción en Palencia, especialmente en la comarca de Guardo. Los habitantes de esa zona del norte, ya de por si deprimida por una reconversión minera prácticamente inexistente, están viviendo unos momentos de profunda preocupación ante la situación de desamparo y de incertidumbre sobre su porvenir laboral, y sobre su negro futuro para una vida digna en su propia tierra.
 
Una normativa de la Unión Europea obliga a las centrales térmicas a restringir sus emisiones contaminantes, o a cerrar sus instalaciones. Disponen de un periodo transitorio, hasta el año 2020, para adaptarse a la normativa, invirtiendo en tecnología más limpia. Iberdrola no ha presentado ningún Plan de Transitoriedad. Al contrario, ha anunciado el cierre, aduciendo razones medioambientales.
 
Esta repentina preocupación de Iberdrola por el medio ambiente, desentendiéndose de las repercusiones de su cierre para las personas, a las que dejará abandonadas a su suerte, y para la comarca, en la que dejará un reguero de desolación, nos alerta y nos induce a pensar que los motivos del cierre nada tienen que ver con la búsqueda del bien común, sino con sus particulares intereses empresariales.
 
La Doctrina Social de la Iglesia valora sobremanera la conservación de la naturaleza y el cuidado del medio ambiente, como la casa común que posibilita una vida digna para el ser humano. Pero, como el Papa Francisco nos recuerda en su encíclica Laudato sí, “todo está conectado. Y por eso se requiere una preocupación por el medio ambiente que esté unida al amor hacia los seres humanos y a un constante compromiso ante los problemas sociales”.
 
El Secretariado para la Pastoral Obrera y del Trabajo de la Iglesia Católica queremos manifestar nuestra solidaridad con los 80 trabajadores de la Térmica, más directamente afectados, con sus familias, y con el conjunto de vecinos de los pueblos afectados. Las consecuencias del cierre de la Térmica serán difíciles de sobrellevar. Desempleo, emigración, desenraizamiento, pérdida de población. Queremos hacer nuestras las angustias y las esperanzas de los hombres y mujeres de nuestra tierra.
 
Hacemos una llamada a la responsabilidad empresarial de Iberdrola, para que asuma la función social que toda empresa contrae con sus trabajadores y con la tierra en la que desarrolla su actividad. La vida de las personas está por encima de las ganancias empresariales.
 
Reclamamos la decidida implicación de las administraciones públicas en la planificación y seguimiento de la necesaria transición socioeconómica, que la crisis ecológica global está exigiendo. Urge una reconversión que frene la despoblación, y permita trabajar y vivir dignamente en la comarca de Guardo.
 
Invitamos a todos los agentes sociales al diálogo en la búsqueda de soluciones socioeconómicas que compatibilicen el respeto al medio ambiente con el derecho de los pueblos.
 
Secretariado Diocesano para la Pastoral Obrera y del Trabajo 20 de noviembre de 2017

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